Difícil llegar a los millones
La Bóveda (The Vault, 2017) es una película de suspenso dirigida por Dan Bush, quien además está a cargo del guion junto a Conal Byrne.
Las hermanas Leah (Francesca Eastwood) y Vee (Taryn Manning) junto a dos amigos y su hermano Michael (Scott Haze) planean robar millones de un banco para sacar a este último de un aprieto en el que se metió. Exitosamente logran despistar a la policía con el inicio de un incendio en un edificio cercano, pero al abrir la caja fuerte se dan cuenta que el dinero allí es muy poco de acuerdo a lo que ellos necesitan. El subgerente (James Franco), que se la pasó escuchando su conversación, les propone un trato: si ellos no lastiman a nadie, él les dirá dónde está todo el efectivo (aparte de ayudarlos otorgándoles la llave e indicaciones correspondientes). Los ladrones aceptan la condición y, para conseguir siete millones, deberán dirigirse a la bóveda del establecimiento. Lo que no saben es que espíritus malignos habitan allí, seres atormentados por un episodio sangriento que ocurrió en 1982.
La bóveda es el claro ejemplo de cómo se puede arruinar por completo y en pocos segundos una historia que en su primer acto era de lo más atrapante gracias a la tensión bien construida. Luego de conocer a cada integrante complotado para el mismo fin, con sus actitudes violentas para con los rehenes y su desorganización debido a las distintas personalidades, el relato da un giro tan brusco que se convierte en algo que no tiene nada que ver con lo planteado. De esta manera el interés baja en su totalidad ya que la película se llena de clichés como por ejemplo escenarios oscuros con sombras que por las cámaras de seguridad no se perciben, llamadas que no se sabe de dónde provienen, mitos de terror a los que la protagonista no cree, etc. Esto no hubiese sido problema si los guionistas hubiesen tenido ideas concretas pero no, ni siquiera el conflicto está bien armado.
Cuando se decide volcarse a lo sobrenatural, el argumento hace agua por donde se lo mire, volviéndose todo lo que no era en un principio: aburrido, trillado y sin ritmo. Llega un punto en el que la trama no avanza y el espectador debe armarse de paciencia para seguir mirando hasta el final, que además no brinda respuestas sólidas de lo que sucedió. Nunca se llega a comprender qué quisieron hacer con el personaje de James Franco, aparte de que se nota la intención del director por mostrar muchas veces en primer plano la belleza de Francesca Eastwood.
Los demás actores se mueven por el banco sin ninguno llegar a destacarse, esto es debido en gran parte a las débiles líneas que les tocó interpretar. Hay uno o dos jump scares que son efectivos en un principio, pero al ver con claridad los efectos utilizados dan risa.
Resulta una lástima que La bóveda se convierta en una película olvidable más del montón porque realmente tenía potencial para ser buena. Por suerte no dura más de una hora y media.