Francesca Eastwood (la hija del director) y James Franco son los protagonistas de La bóveda (The Vault, 2017), película que desaprovecha su elenco, tarda en definir su género y lo único bueno es que sabemos que va a terminar.
La historia de un trio que roba bancos y se encuentra con una bóveda que encierra muertos vivientes, es de por sí, cautivante. El primer problema del film, es un guion que resulta estar igual o más perdido que sus personajes en el medio del banco.
A pesar de contar con Francesca Eastwood, actriz de ascendente carrera, y un actor más consolidado que nunca (James Franco), el relato hace agua porque no sabe definirse (nunca terminamos de entender si es thriller o terror) y, peor aún, tarda en plantear cuál es el peligro al que están atados los personajes.
Por primera vez en mucho tiempo, veremos al reciente director de The Disaster Artist: Obra maestra (The disaster artist, 2017) callado, impertérrito, desaprovechado en su sentido del humor y en el talento para poder crear diálogos espontáneos. Además, Dan Bush no sólo logra quitarle todo histrionismo a su estrella, quien interpreta al guardia de seguridad del banco, sino también, el sentido al film, y evidencia el escaso talento para plantear el concepto de la película.
Tal vez solo sea un mal comienzo para este director de poca trayectoria en el cine (con esta son tres sus trabajos). Esperaremos con tranquilidad su próxima producción. Por el momento, nos tendremos que conformar con una película pasajera que, tal vez, sirva como pretexto para comer unos buenos pochoclos.