En un 2017 en el que tuvo altos y bajos artísticos y personales, este film se ubica en el segundo grupo para el prolífico y desconcertante James Franco.
La primera pregunta que surge al iniciarse los créditos es qué hace James Franco en una película de baja estofa como esta. Heist movie entremezclada con un thriller de tintes paranormales, La bóveda está bien lejos de lo que la presencia de un actor de renombre invita a suponer.
El robo al banco está encabezado por dos hermanas. Cuando descubren que la bóveda del primer piso no tiene dinero suficiente (la logística y la investigación no son los fuertes del grupo), un empleado del banco (Franco) les sugiere probar suerte con la caja fuerte del subsuelo. Lo que no saben es que ahí ocurrió un hecho catastrófico hace más 30 años. Un hecho que aún hoy tiene consecuencias.
La bóveda no tiene la tensión suficiente para funcionar como película de robos ni tampoco las ideas audiovisuales para asustar cuando, superada la mitad del metraje, la historia vire hacia el terror más rutinario. Habrá apariciones fantasmales, posesiones y suicidios inducidos construidos sobre la base de efectos sonoros.
Película de indudable espíritu clase B, La bóveda se suma a la larga nónima de films de terror hechos en serie. La vuelta de tuerca más involutariamente cómica de los últimos años corona una película fácilmente olvidable.