Una de esas películas que inexplicablemente llegan a salas y que bien tendrían que haberse directamente estrenado en televisión o DVD.
Aparentemente los distribuidores locales apuestan a James Franco (que de hecho aquí está peor que nunca) para traccionar público tras “The Disaster Artist” a esta propuesta que mixtura géneros (robo y fantasmas) sin llegar a ningún lado.