El diablo atiende en todas partes
Un director español, una película ambientada en Colombia, actores latinos y norteamericanos es un mix que, anticipadamente, huele mal; sin embargo, La cabaña del Diablo es una película de horror efectiva. Mientras todas las películas del género construyen clima a partir de los diez minutos, el trabajo de Víctor García necesita aún más. Y esa es una de las claves para hacer un film que no vaya directo a la papelera.
David Reynolds (Peter Facinelli), su hija Jill, su novia inglesa Lauren y Ramón, el novio colombiano de su hija, hacen un viaje a campo traviesa rumbo a Medellín, cuando una tormenta repentina provoca un aluvión de barro que los deja con la camioneta inutilizable, varados en medio de un páramo. Lo único a la vista es una cabaña, y uno no quisiera que tan linda familia vaya rumbo allí, cual ovejas; ni siquiera los quiere ahí Felipe, el dueño del lugar, que intenta alejarlos de un secreto que guarda en el sótano. Pero los Reynolds se la ingeniarán para avanzar, innecesariamente, y al cabo de un rato uno habrá de admitir que hicieron lo incorrecto, gracias a Dios. En el final, nada sorprende, pero son esos breves efluvios de adrenalina los que justifican que películas como esta sigan apareciendo.