CUANDO NO IMPORTA NADA
Antes de escribir sobre La cabaña del miedo leo una noticia acerca del pleno desarrollo de la quinta parte de Transformers, y se me ocurre que debe ser la peor saga de la historia, y que salvo algún momento de la primera película, Michael Bay parece incapaz de meter un plano más o menos interesante en lo que concierne a los robots gigantes. Sin embargo, estoy a punto de escribir sobre esta remake, que originalmente iba a ser una secuela más de una saga que no solamente es floja -salvo algún momento de la primera película (como pasa con Transformers)-, sino que además es increíblemente intrascendente.
La cabaña del miedo es casi una copia plano por plano de Fiebre en la cabaña (Cabin Fever), película de 2002 que aquí salió directamente a video, dirigida por el niño mimado de Quentin Tarantino: Eli Roth. Todos hemos tenido la esperanza de que Roth, finalmente, hiciera una gran película de terror en algún momento de su carrera, pero su cinismo a prueba de balas y nuestras infundadas expectativas han hecho que ese momento no se produzca nunca. Aunque vamos a mencionar la existencia de su defendible The green inferno (2013) que nunca llegó a estrenarse ni a editarse en Argentina. Y de repente, el bueno de Eli escribe un guión para esta remake, aunque en realidad, se ve como si el director Travis Zariwny hubiera filmado de nuevo el mismo guión que el de la versión de 2002, una especie de operación a lo Psicosis, de Gus Van Sant, pero mal, bastante mal.
Sí, parece mentira que estemos hablando de dos versiones de esta película, pero no deja de ser interesante cómo la remake repite las mismas fallas que la original. Principalmente hablamos del tono canchero autoconsciente que atraviesa todo el metraje, que todo el tiempo se burla de la historia y de los personajes y no nos deja sentir empatía o interés por ninguna de las dos cosas. Además, mientras la película se regodea en el gore, el asco, la perversión y la violencia, se olvida de contar algo, cualquier cosa, por lo que todo se reduce a escena tras escena de muertes horribles de personajes que no nos interesan. No hay otro resultado posible que nuestra apatía y aburrimiento. No vamos a meternos con sobre-lecturas morales innecesarias para analizar una película como esta, pero digamos que el espíritu de Eli Roth, y su tesis de que toda la humanidad es mala y estúpida, se encuentra fuertemente presente en La cabaña del miedo, lo cual sólo refuerza nuestros sentimientos negativos por esos personajes de cartón, y deviene en más tedio.
En resumen: La cabaña del miedo es sobre unos adolescentes con ganas de sexo y drogas que van a pasar un fin de semana en una cabaña cercana a un lago, y situada en un pueblo olvidado de alguna zona rural olvidada en la Norteamérica profunda. Lamentablemente se contagian una infección bastante violenta que los va matando uno a uno, dosificando cada muerte de acuerdo a como lo requiera el guión. Algo así como un slasher donde el asesino viene a ser la enfermedad. Todos se mueren, pero está bien porque todos eran malos. Además está filmada como si a nadie le importada nada, así que deberíamos olvidarla lo más pronto posible.