Hay que aclarar el significado en terrenos cinematográficos de dos términos a la hora de hablar de esta producción: en primer lugar “original” hace referencia a mostrarnos un aspecto poco conocido o novedoso sobre algo que ya hemos visto, mientras que en segundo lugar “inteligente” suele utilizarse para hablar de aquellas producciones que exigen cierta voluntad por parte del público para tratar de seguir la línea de lo que se propone, lo que se cuenta.
Original e inteligente son dos adjetivos que le quedan perfecto a “The Cabin In The Woods” de Drew Goddard (guionista de ese hit llamado “Cloverfield”), escrita por el cada vez más reconocido Joss Whedon (director de “Los Vengadores” y creador de la serie “Buffy”) y protagonizada por un variado y extenso reparto que va desde Richard Jenkins, Bradley Whitford y Sigourney Weaver hasta Chris Hemsworth, Anna Hutchison y Kristen Conolly.
Lo de original encaja de forma idónea debido a que el film de Goddard tiene como protagonistas a un grupo de jóvenes que deciden pasar un fin de semana en una cabaña en medio de la nada, pero desde el prologo del relato, con la introducción de los dos mejores personajes del film (interpretados por Jenkins y Whitford), empezamos a sospechar que no todo es lo que parece y que los giros y revelaciones en la historia estarán a la orden del día.
Ahí viene lo de inteligente, porque Whedon como guionista se saca de la manga una historia que te mantiene expectante y desorientado desde el minuto cero hasta su último plano, algo que no suele pasar muy a menudo en el cine, ya sea de terror o de cualquier otro género.
El guión de “The Cabin In The Woods” demanda atención absoluta, pero no de esa que es necesaria para entender el relato, sino de aquella que a uno lo entretiene como espectador y es la que consiste en tratar de adelantarse a lo que puede llegar a suceder en el relato.
Difícilmente alguien logre ese objetivo, ya que “La Cabaña del Terror” en ese sentido es como una montaña rusa en donde los giros y las formas pueden estar a la vista de todos antes de subirse al recorrido, pero las situaciones inesperadas y las sorpresas te agarran una vez que ya están arriba y te toman completamente desprevenido.
Repito (y ahora sí, adentrándome solo en el terreno del cine de terror), pocas veces este género ofreció películas que logren enganchar al espectador hasta el final para que este pueda conocer realmente que es lo que está pasando en el film.
No piensen en finales como los de “El Juego del Miedo” (James Wan, 2004) o “Scream” (Wes Craven, 1996), en donde conocemos a quién está detrás de esto. No me refiero a eso precisamente.
Lo que realmente ofrece “The Cabin in the Woods” de Goddard es un desenlace donde uno entiende él quien, el cómo, el por qué y el para qué de todo aquello que viene relatando a través de tres actos bastantes particulares.
El primero de estos actos es la introducción en toda regla de los personajes, algunos más desarrollados que otros. El segundo es la puesta en marcha de todo un juego bastante original de slasher, con tintes de humor negro y guiños muy ácidos al género de terror en sí mismo, mientras que el acto final puede considerarse casi un relato aparte que, si bien depende de los dos anteriores, tiene consistencia suficiente como para ser autónomo y el más fuerte de todo el film.
Lo entretenido al principio, lo inesperado y sorprendente en el medio y el machacazo al final es la fórmula perfecta que encontraron Whedon y Goddard para conceder una película que está a años luz de cualquier otra clase de film de terror que se jacte de ser inteligente y original.
“The Cabin in The Woods” es, sin dudas, una película muy personal y particular que con el correr de los años seguramente se convierta en la única de su especie.
Esperemos que no sea la última muestra, el espécimen en peligro de extinción, de lo que se puede lograr cuando realmente se trabaja con ganas y talento delante y detrás de las cámaras a la hora de hacer cine.
Ganas que se expresan notablemente por lo rebuscado, divertido y dinámico que es el guión (firmado por Whedon), el cual no solamente le pinta la cara a toda una generación de películas del género, sino que además se burla de ellas.
Talento que se denota detrás y delante de las cámaras (todo merito de Goddard), ya sea por su correctísima dirección, su acertadísimo elenco, su impecable factura técnica y su pulso para ofrecer al espectador, en medidas exactamente justas, algo que no esperaba bajo ningún punto de vista pero que de todas forma termina comprando.
Párrafo aparte quiero dedicarle al soberbio trabajo de David Julyan, compositor que trabajó con Christopher Nolan en “Memento”, “Noches Blancas” y “El Gran Truco”, quien ofrece aquí un trabajo tremendo, dando otro ejemplo más de la seriedad con la que se abarcó el proyecto en todo sentido.
No encuentro otra forma de cerrar esta opinión que no sea remarcando el gran trabajo que se sacó de la cabeza la dupla Goddard & Whedon para concebir un film como “La Cabaña del terror” que es de visión obligada para aquellos que buscan en el género de terror una muestra de que inteligencia y originalidad como hacía años no veíamos.
Sin dudas una de mis favoritas de este 2013.