Pocos géneros son tan esquemáticos, repletos de clichés y órdenes pre-establecidas como el cine de terror. Ya lo demostró Scream hace más de quince años, hay determinadas reglas que siempre se deben seguir, y el cumplirlas o desobedecerlas llevará al destino a convertirnos en protagonistas o uno de los primeros en caer. Así como la obra generacional de Wes Craven lo hizo con el sub-género slasher, ahora La Cabaña del terror va más allá, son las reglas generales del terror, y al igual que aquella, lo hace de un modo muy original.
Imagínense una gran corporación en la cual gerentes, hombres de traje, y empleados muy aburridos decidieran el destino de un grupo de jóvenes, literalmente los metieran dentro de una historia típica de terror y de una u otra forma los obligaran a tomar todas las decisiones que no hay que tomar; de eso se trata esta ópera prima de Drew Godard.
Cuando ven una película de terror ¿no son de los que le gritan a la pantalla pidiéndole al personaje que no vaya a tal o cual lugar, que no deje esa puerta abierta, que no vuelva para ver si el muerto realmente lo está? "La Cabaña del terror" se burla de todo eso y nos lo enrrostra casi al límite de la parodia.
La típica, cinco jóvenes se van a pasar una temporada en una cabaña en medio del bosque, las cosas arrancan mal desde el principio, hay desperfectos y cosas extrañas, pero por la fuerza del “destino” llegan al lugar, una vez allí se van a encontrar con un libro extraño que no deben leer, pero claro, es un film de terror y se hace lo que no se debe hacer; lo que sigue es lo esperable pero no lo vamos a adelantar por acá. Lo que ellos no saben es que desde un lugar remoto están siendo vigilados desde hace rato, a través de determinados actos fueron llevados al bosque, del cual no podrán salir, y por medio de otras cosas “invisibles” serán obligados a tomar todas y cada una de las decisiones erróneas, aún a conciencia de que son equivocadas; los señores de la corporación manejan todo y monitorean la situación con un propósito que desconocemos.
El argumento suena a totalmente descabellado y ciertamente lo es, pero una vez iniciada mantiene su propia lógica, y la suerte de mezcla entre terror (muy) gore y comedia satírica funciona casi a la perfección.
La película, producida por Josh Whedom, busca los clichés y el elenco de jóvenes (entre los que se encuentra Jesse Williams de Grey’s Anatomy) está a la orden del día, todos son encasillados adrede, claro para eso los eligió la corporación y no los dejará salirse de ese lugar. Pero el verdadero plato fuerte está en esos señores aparentemente insensibles, empleados trajeados, compuestos por los geniales Richard Jenkins y Bradley Whitford, ellos tienen las mejores líneas, y se llevan todas las palmas.
Como una mezcla entre The Truman Show y Evil Dead, La Cabaña del terror tiene preparada miles de vuelta de tuercas, y se la ama o se la odia, hay que estar advertidos, a muchos la autorreferencia los puede cansar.
Promediando el final, cuando llegue la hora de las explicaciones, la lógica se debilitará un poco, hará su aparición en un breve rol Sigourney Weaver, y la película tornará a algo más tradicional; pero aún así, con lo conseguido hasta entonces, alcanzará para dejar contento a más de uno.
Siguiendo en las comparaciones con el hito de 1996, como aquella, "La Cabaña del terror" tardó más de un año en estrenarse en nuestro país, y a esta altura ya es mucho lo que se ha hablado de ella.
Por otro lado, la copia que llega a nuestras salas también es presa de los clichés, al original "Cabin in the woods" se le agregó la palabra “terror” en el título para hacerlo más ganchero. También salieron varios comentarios negativos sobre ella, pero nadie podrá negarle su extrema originalidad, el aire fresco a un género tan repetitivo como el terror. Quienes estén dispuestos a ver algo distinto a lo acostumbrado, y fundamentalmente, a reírse de lo que siempre ven y no tiene sentido, esta es su película.