Un reality con varios zombies
"La cabaña del terror" es una mezcla entre "The Truman show" y los clásicos del cine de terror, clase B. Una singular sátira.
Como salidos de una película juvenil con nerds y rubias llamativas, los chicos de "La cabaña del terror" deciden tener unas lindas vacaciones en una cabaña prestada por un primo, alejada del ruido, embutida en un bosque y su soledad. No los atemoriza ni lo mal que son recibidos por el despachante de esa suerte de gasolinera en ruinas, ni el aislamiento de la cabaña, perdida en la nada, llena de espejos que dan imágenes falsas, sótanos repletos de recuerdos y diarios de terror.
Ni Dana (Kristen Connolly), ni Curt (Chris Hemsworth), ni Jules (Anna Hutchison) o Holden (Jesse Williams) tienen idea de que son conejillos de India, desprotegidos en medio de la nada. Sólo el excéntrico Marty (Fran Kranz) intuye lo increíble. Están siendo manipulados.
"La cabaña del terror" es una mezcla entre "The Truman show" y los clásicos del cine de terror, clase B. Una singular sátira, que a la manera de las muñecas rusas, ésas que se engarzan una dentro de otra, postula una historia dentro de otra. Filme original donde la realidad de unos no es tal y es inducida por una "sarta" de técnicos, amorales, que estereotipan la realidad con incentivos artificiales y provocan la rebelión de los personajes.
HUMOR LOGRADO
Calderón y Shakespeare jugaron con el concepto, del "teatro dentro del teatro" como Luigi Pirandello en "Seis personajes en busca de un autor" y Unamuno en "Niebla". Ahora los guionistas Joss Whedon y Drew Goddard (de las series televisivas "Buffy" y "La cazavampiros"), le dieron una vuelta de tuerca con mucho humor y bastante sangre mezclando fisioculturistas, zombies, monstruos a lo Godzilla, un loco lindo y alguna rubia seductora.
La película tiene un buen ritmo, algunos minutos de más y maneja bien un grupo de buenos actores jóvenes. Es el caso del payasesco Fran Kranz (Marty) y veteranos de larga trayectoria como Richard Jenkins (Sitterson) o Bradley Whitford (Hadley). Su particular humor recuerda a directores como Alex de la Iglesia, que encuentran el justo medio en el desborde. Como es de prever, es una película más disfrutable para los fanáticos del cine de terror.