Nada es lo que parece (por suerte)
Atrasadamente nos llega este filme, el cual ha constituído una sorpresa a la crítica por su originalidad, algo que suele escasear hoy día en el cine de género. Como si se tratase de una más de esas de chicos que van a en busca de un fin de semana alocado a sitio alejado del centro urbano, rodeados de la naturaleza, y a experimentar "sexo, drogas y rock and roll", la peli arranca de una manera convencional para luego trasladarnos a una serie de enigmáticas situaciones, extrañezas y juegos colectivos, que le darán el toque inesperado, conformando una experiencia más cercana a lo divertido que al susto trepidante, o a la sátira que al horror explícito.
Se sabe que las pelis son siempre rebautizadas con nombres de mierda-no es lo mismo "La cabaña del terror" que el genuino "La cabaña en el bosque"-, aquí apenas si la cabaña es un puntapié para desenrollar el ovillo de un guión que toma como referenciales filmes como "El Resplandor" de Kubrick, "Hellraiser", o "It", pero en su convergencia en una mezcla ingeniosa entre "The Truman Show" con "Jurassic Park". Si algo han hecho los creadores de la peli es saber mofarse de nuestras pesadillas pero sin dejar de establecer que a veces la realidad, suele ser mucho peor. Lo destacado es la posibilidad de una nueva construcción del género atrapante y reinvención del mismo, sin dudas que muchos monstruos han cambiado y hoy por ejemplo es más temible un político que un zombie.
Esta película obra como una oxigenante propuesta que a quienes gustan del género y a la vez abominan de él, puede atraerlos.