El viaje espiritual de un padre que se encuentra con Dios es el puntapié de este best-seller llevado al cine, que sólo puede interesar por su mensaje esperanzador, pero que no funciona en su mezcla de thriller y drama familiar.
La adaptación del best seller de William P.Young encuentra en su versión cinematográfica una mirada redentora sobre el viaje espiritual de Mack Phillips -Sam Worthington, el actor de Avatar y Furia de Titanes-, un padre de familia cuya vida idílica se ve destruída ante el secuestro de su pequeña hija durante unas vacaciones.
Como si fuera poco, Mack arrastra además un pasado de violencia infantil que no termina de resolver, pero todo se ilumina cuando recibe una carta que le dice que tiene que dirigirse a la cabaña donde hallaron a la pequeña, para encontrarse con...Dios.
A través del racconto y con secuencias oníricas, La Cabaña hace alarde de su mensaje profundo de fe y transita por el thriller de la mano del director Stuart Hazeldine-El examen-, dotando a la película de un envoltorio visual atractivo, pero que resulta redundante, pueril y reiterativco en su combinación.
Dios está personificado por una actriz de notables recursos expresivos como Octavia Spencer, una suerte de ama de casa que cocina, y vive acompañada por Jesús y el Espíritu Santo. Quizás sea demasiado para una sola película pero entrando en la lógica de los personajes y en el clima fantástico y religioso en exceso, allí está la Santísima Trinidad -en su visión moderna- para responder a Mack sus dudas existenciales y su enojo ante las injusticias del mundo, la muerte y la resurrección.
Si bien hay escenas que podrían haberse evitado, resulta incomprensible por qué la mujer del protagonista -Radha Mitchell- no está en los momentos de mayor tensión y cuando más se la necesita, apareciendo en cambio, el vecino amigable para paliar esa ausencia.
El hombre que es capaz de caminar sobre las aguas del lago encuentra respuestas de la Santísima Trinidad que lo guiará hacia el perdón. Quizás el film cumpla su cometido entre creyentes, pero resulta pueril y tedioso en su desarrollo como manual de autoayuda espiritual.