Thomas Viterberg, el de la “La celebración”, realiza esta película que provoca al espectador, porque se habla de un caso de acusación de abuso infantil, que una niña realiza por capricho, y aunque luego se desdice el mal está hecho. Los adultos le creyeron la primera vez y agreden y separan a un hombre que hasta el día anterior era su querido amigo, un maestro de un jardín de infantes. Ese hombre encarnado por un gran actor Mads Mikkelsen (“A royal Affaire”, “Hannibal” en la tele) deberá luchar por su dignidad. No es una gran película pero perturba por la mentira infantil, las reacciones del mundo adulto en una pequeña comunidad y porque deja la puerta abierta a una sospecha todavía peor.