Víctimas de la inocencia
Incomodar y/o enojar al espectador son constantes en el cine del danés Thomas Vinterberg. Como su amigo y colega Lars Von Trier, pero menos extremista, el director vuelve a abordar como en La celebración el abuso de menores. Ya no dentro de una familia, sino en una comunidad pequeña.
El protagonista es Lucas (Mads Mikkelsen, mejor actor en Cannes 2012), un tipo afable, muy querido por los niños que asisten al jardín de infantes donde trabaja, tanto como por sus amigos. Recién divorciado, pelea sin suerte un régimen de visitas de su hijo adolescente. Empieza una relación con una maestra del jardín, hasta que todo comienza a ir barranca abajo.
El acercamiento al abismo llega cuando la hija de su mejor amigo cuenta en el jardín que Lucas le mostró su pene. El espectador sabe que es una fantasía de Klara. La comunidad se le cae encima. No lo escuchan. Tampoco hablan demasiado con la nena, por lo que esta caza de brujas tiene su costado pérfido.
La película, que tiene su pie en el costado moral, aunque Vinterberg jamás la vuelve moralista, también trata sobre la ingenuidad. Y no sólo la de la nena, si no también la de Lucas, la de su hijo y la de todos. Cada uno se siente seguro con su verdad. Tanto, que no disimulan que lo que creen que creen es terriblemente cierto. No hay lugar para las dudas.
Y allí comienza otra cacería, a la que hace referencia el título, ya que la primera es la que Lucas y sus amigos emprenden en el bosque, persiguiendo ciervos.
Vinterberg echa su mirada sobre la comunidad. El padre de la niña, la madre, la directora del jardín, la amante de Lucas, gente involucrada directamente en la denuncia, pero también en el dueño del supermercado, el carnicero, los padres de otros niños.
El cine danés suele hacer hincapié en que la actual es una generación perdida. Vinterberg explora la condición humana en sus miserias, pero también en la solidaridad. Con ese humor tan negro y macabro, desestabiliza cada tanto y desde el guión plantea al espectador constantes dudas.
El cine de Vinterberg llega por los sentidos. Golpea primero en el intelecto hasta remover el estómago. No muchos cineastas son capaces de lograr semejante cosa. Mads Mikkelsen, compone un personaje complejo. Si primero dan como ganas de ayudarlo, poco a poco irá revelando otro costado de su personalidad, que tenía a flor de piel, pero también oculto.
¿Sólo los borrachos, los locos y los niños dicen la verdad? Pavada de pregunta plantea esta película que es, se dijo, como un golpe al estómago y al corazón.