¿Mentiras piadosas?
La cacería, es el nuevo trabajo del realizador dinamarqués, Thomas Vinterberg quien en esta oportunidad propone una intensa historia en donde el germen del drama es sembrado por una pequeña mentira.
Lucas (Mads Mikkelsen) es docente en una guardería para niños en un barrio en las afueras de Copenhague. Recientemente divorciado, lucha por la tenencia de su único hijo quien será clave a la hora del desenlace. Sus días transcurren con la tranquilidad característica de un ambiente campestre pero con una intensa actividad social.
La cacería es el deporte local, y Lucas, junto con un grupo de amigos, lo practican usualmente. Casi como excusa para la reunión masculina, el arte de la caza pronto cobra una doble significación en donde se desdibujan los roles de cazado y cazador.
Abruptamente la atmosfera se enrarece cuando Klara (Annika Wedderkopp), una de las alumnas de la guardería denuncia un caso de abuso sexual en contra de Lucas. No del todo convencida, la niña es la protagonista de varias entrevistas con maestros, psicólogos y demás profesionales quienes lejos de escucharla, sólo intentan confirmar con sus escasas palabras, lo que ellos quieren escuchar.
Klara insiste en reiteradas oportunidades que ha mentido, pero nadie la escucha y es así como la vida de Lucas se vuelve un infierno. Alejado de sus amistades, aislado de su trabajo y sin su novia, la soledad llena sus días.
Con un relato cinematográfico prolijo y gran intensidad temática, la sensación del espectador es la omnipresencia ya que es el único que tiene la verdad. ¿Klara ha mentido? ¿Es Lucas el perverso? El imaginario popular tienta la respuesta y así mismo lo hacen los personajes que repudian en cada acción el supuesto delito.
El tiempo pasa y en el aparente retorno a la tranquilidad, el cazador es cazado. El verdadero perdón nunca llega y los interrogantes quedan abiertos porque, en parte, Klara ha mentido.