LA INTIMIDAD A FLOR DE PIEL
El trabajo con la desnudez es impecable, los cuerpos deambulan con tal naturalidad que al verlos de vez en cuando vestidos parecen extraños. En La cama tenemos un film en el que todo el tiempo vemos trabajados temas tabúes como el sexo y la desnudez. Y es que por más que se muestren en todos lados, acá aparecen más cercanos a las realidades cotidianas, en las que no todo está en su lugar ni funciona a la perfección.
El pudor puede darse por parte de los espectadores, pero no es la intención del film. Aquí hay una celebración de los cuerpos que no se adaptan a los estereotipos. Cuerpos adultos, con arrugas, pelos y figuras hermosas por sus particularidades. Están al desnudo, y es que esto también está vinculado a la intimidad a la que se accede. Nos adentramos a los detalles más personales de una pareja que se está separando. Es así como La cama retrata la próxima ausencia desde las miradas perdidas y los llantos desesperados. El fin es inminente, ya lo están atravesando y el cartel de venta dentro de su hogar es la visualización de eso. La casa revuelta y los lugares vacios también van construyendo a la separación, en esa idea de caos y remoción de sentimientos.
Si hay algo que también sabe trabajar este film es el amor. Y es que aún hay cariño entre estas dos personas. Más allá del dolor, ambos se cuidan uno al otro. En las simples actividades del día la película demuestra que el amor y el deseo no siempre van de la mano.
Lo material toma gran impronta en La cama, porque representa a los recuerdos de todo lo que compartieron. Los elementos de la casa, único sitio donde se desarrolla el film, componen un diálogo con los silencios. Hay un trabajo minucioso en la elección de las cosas que se encuentran en la casa. Muestran mediante estás cómo los atravesó el tiempo y lo que vivieron juntos. Así es como uno va reconstruyendo parte de su historia, dejando a la imaginación de cada uno los posibles caminos transitados.
Aún nombrando estas cualidades y reforzando el buen trabajo que realizan, no se puede dejar de decir que por momentos el ritmo es bastante lento. Las escenas perduran y provocan una incomodidad interesante, sobre todo por las escenas de sexo, pero la película se extiende más de la cuenta en los tiempos y genera resultados contradictorios: a veces funcionan reforzando al todo y en otras ocasiones generan un desapego.