La ópera prima de la actriz y directora Mónica Lairana es una apuesta radical. Concentrada en solo dos personajes y un único espacio, se sumerge en la separación de un matrimonio de muchos años, en sus cambios de ánimo, sus confesiones no dichas, sus miedos secretos. Lairana condensa en lo que ya no está -el bullicio familiar, la pasión erótica, el espacio compartido- el enigma de toda ausencia, el motivo de la despedida, el dilema de todo futuro. El mérito de Lairana es confiar en la entrega de sus actores -Alejo Mango y Sandra Sandrini-, y en la capacidad del cine de desnudar las emociones humanas como ningún otro arte lo ha conseguido.