Faubourg 36 cuenta la historia de tres empleados de Chansonia, un teatro situado en los suburbios de París, que sorpresivamente se quedan sin empleo porque el gobierno de turno decide cerrar el lugar. Corre el año 1936, y varias rupturas en sus vidas hacen que Milou (Clovis Cornillac), Jacky (Kad Merad) y Pigoil (Gérard Jugnot) decidan ocupar el teatro y sacarlo adelante nuevamente con sus propios recursos. La música transforma sus vidas, hace nacer el amor, reencuentra a las personas, descubre nuevos talentos y recupera las esperanzas y los afectos.
La Canción de París, su nombre en Argentina, es una gran película. No sólo por la calidad de los diálogos y su fotografía, sino también porque es un film que atrapa todo el tiempo. Debo confesar que cuando leí en los comentarios de que se trataba de una película musical pensé que me iba a encontrar con un bodrio lleno de baches imposible de tragar, y la verdad es que fue todo lo contrario. Barrantier nos vuelve a sorprender con una historia excelentemente contada, en dónde la música y las canciones lei motiv son cruciales en cada momento de la película y acompañan ese vaivén de sentimientos que el espectador puede vivir continuamente entre el llanto y la risa, en el corto transcurso de casi dos horas. Es una película que emociona.