A correr por un sueño
La carrera de Brittany es una película pensada para lanzar al estrellato a su protagonista, Jillian Bell, después de una larga serie de papeles secundarios en cine y televisión. En este caso interpreta a Brittany, una mujer de 28 años que decide abandonar una vida llena de excesos para llegar a correr la maratón de Nueva York. Se trata además de la opera prima de Paul Downs Colaizzo, y completan el elenco Michaela Watkins, Alice Lee, Micah Stok y Lil Rel Howery entre otros.
Esta película vuelve a tratar un tema abordado ya muchas veces, como es el de la superación personal a través del deporte, pero con personajes que deben alcanzar un estado atlético, lo que da lugar a situaciones humorísticas. Es así como vemos la transformación de Brittany, una persona obesa por llevar una vida desordenada en alguien que adquiere la disciplina necesaria como para correr una maratón en la ciudad de Nueva York.
Jillian Bell, por su parte, es la actriz ideal para componer al personaje de Brittany, y lo hace bien, siendo el centro de un relato que amontona en forma desordenada una serie de subtramas. Y a esto hay que sumarle otro problema que tiene buena parte de la comedia norteamericana de la escuela de Judd Aptow, que es que la mayoría de sus gags son verbales, siendo muy escasos los físicos o las situaciones graciosas. Es así como se desaprovecha un enorme potencial, que si aprovecha “Nadando por un sueño”, por ejemplo que aborda una temática similar.
Pero un recurso interesante que usa esta película son los efectos de edición a la hora de mostrar el contenido del uso de internet, ya que aparece su contenido a modo de créditos en la pantalla, así como también se utiliza el recurso de partir la pantalla en algunos casos. Además la historia se divide en capítulos que indican el paso del tiempo tituladas como las cuatro estaciones del año, que dan lugar a diferentes elipsis que nos permiten apreciar la evolución de Brittany
En conclusión, La carrera de Brittany tiene una historia interesante para contar, y a Jillian Bell, que es la actriz ideal para contarla. Pero no funciona debido a un guion desordenado y a que desaprovecha un potencial enorme de gags. Y es así como termina resultando una película olvidable, y comete el peor error que una comedia puede cometer, que es el de aburrir al espectador.