Una casa tan siniestra como repetida y obvia
Convertida en estrella gracias a «Los juegos del hambre», la talentosa Jennifer Lawrence está destinada a seguir alimentando films fantásticos o de terror para el público adolescente. «La casa de al lado» es un ejemplo perfecto de cómo canibalizar rápidamente ese estrellato con cualquier vehículo que se ponga a mano, ya que la historia y su ejecución son realmente mediocres y el resultado no da para más que un zapping en el cable.
La historia empieza con un doble homicidio cometido por una mujer, Carry Ann, cuyo crimen se ve en plano subjetivo, es decir, a través de sus ojos. Pasan cuatro años, y una mujer recién divorciada y su hija (Elisabeth Shue y Jennifer Lawrence) se mudan a la casa soñada en un tranquilo pueblito rural. Sólo que el problema está, como el lector podrá adivinar, en la casa de al lado, donde luego de los crímenes aún quedan secretos por resolver. El hijo de la asesina aún vive, y además hay rumores entre los lugareños de que ella no ha muerto y merodea por la zona.
Pronto la protagonista empieza a entablar una relación con el vecino, lo que a la madre no le gusta ya que cree que puede ser problemático. En estos casos siempre hay que hacerle caso a las madres, que lo saben todo, como cualquier espectador que haya visto un par de films de terror sabe.
No hay mucho mas que agregar, salvo que lo mejor son los momentos de comicidad involuntaria, y lo peor las demasiado lavadas escenas terroríficas, con algo de violencia, pero casi sin sangre.