Terror ausente
La casa de al lado (House at the end of the street, 2011) dirigida por Mark Tonderai y protagonizada por Jennifer Lawrence, es una película que intenta mostrarse como una trama de terror, incluso policial, pero termina siendo una pieza ligera sobre una historia que no pasa del cliché, que recurre a vueltas de tuerca que, aunque interesantes, no son profundizadas y en su mayoría sólo sirven para intentar mejorar un relato carente del impacto pretendido.
La historia inicia con el asesinato perpetrado por una niña de enormes ojos azules contra sus padres. Cuando el crimen ya fue realizado, la niña escapa hacia un bosque donde desaparece. Luego, la película va hasta que madre e hija (Jennifer Lawrence) llegan a rentar la vivienda junto a la casa donde ocurrió el brutal asesinato. Con el miedo y la curiosidad, las dos viven asomando de tanto en tanto a la casa vecina y al bosque que las rodea. Hasta que en cierto momento aparece un hijo vivo que no estuvo el día de la masacre. Ahora es el único que vive en la casa del crimen. Pero se lo muestra ajeno a todos, retraído y poco comunicativo. Desde ese punto ya se puede predecir el protagonismo del hijo en la historia y también que debe ser el único que sabe sobre el paradero de su hermana, ya que los vecinos creen (un tanto en broma y un tanto en serio) que la niña sigue viva y rondando por el bosque en busca de nuevas víctimas.
El personaje de Jennifer Lawrence se siente atraída por el hijo que es distinto a los demás chicos del barrio y entonces la película se vuelve una historia adolescente con el terror como telón de fondo. Y el film parece más construido para el lucimiento de la protagonista, saliéndose de la trama principal en muchos casos con situaciones secundarias que precisamente sólo quieren ahondar en el interés de convertirse en una trama juvenil.
Y los tópicos del terror son tomados con cierta ingenuidad: Por ejemplo dos mujeres rubias expuestas al peligro, un muchacho comportándose de manera extraña, bosque silencioso y oscuro, golpes musicales en los momentos de tensión y una niña con los cabellos al estilo de Samara de La llamada (The ring, 2002).
Tal vez podría catalogarse como un drama, pero los personajes secundarios y la misma protagonista sobreactúan y aligeran todo hasta el punto de volverse un material poco aprovechado. Se avanza recurriendo al terror para creer que podía lograr un escalón o nivel más en la narración. Y sin embargo es el hijo sobreviviente y todo lo que esconde y trae desde el pasado, lo que resulta interesante. Pero desgraciadamente la película no lo aborda, salvo en pequeñas escenas explicativas.