Como para no mudarse
Ante una película de terror, hoy el espectador que esté atento podrá saber si lo que está por ver será otra más de destripamientos y torturas varias, bien gore , o una película Triple S : con suspenso, sobresaltos y sangre.
La clave está en el elenco. Cuando hay un actor conocido, o en ascenso, como es el caso de Jennifer Lawrence -candidata al Oscar por Lazos de sangre , protagonista luego de Los juegos del hambre -, es difícil que la estrella acepte un rol en un filme de los primeros. Así que La casa de al lado pinta para el lado de los segundos.
Lawrence interpreta a una adolescente rebelde que se lleva mal con su madre joven (Elisabeth Shue, de Adiós a Las Vegas ). Juntas se mudan de ciudad y alquilan una casa en un bosque. Claro, la renta es baja y conveniente, porque allí a unos metros hay otra ca sa abandonada donde cuatro años atrás -lo vemos en el comienzo- la niña Carrie Anne masacró una noche a su mamá y su papá. La niña huyó, desapareció (¿murió?) y nunca se encontraron rastros de ella.
Y antes de que usted pueda terminar la frase pueblo chico, infierno grande , Elissa y Sarah están en una de esas barbecues barriales enterándose de que el hermano mayor de Carrie Anne, Ryan (Max Thieriot), que había sido enviado mucho antes a vivir con una tía, está viviendo en la casa de al lado.
Usted, yo y cualquier otro ser humano rompería el contrato y se marcharía de allí, pero Elissa y Sarah no, porque si lo hicieran no habría película y no nos pegaríamos varios de esos saltos que la película de Mark Tonderai nos tiene preparados.
La casa de al lado tiene esos detalles que la hacen especial dentro del género. Y es que los personajes no son unidimensionales, tienen carne -OK, para que se puedan clavar cuchillos y sangrar- e historias. Ryan guarda secretos en su pasado y alguno que otro en el sótano de su memoria. Que Elissa se haga su amiga y desafíe las reglas que le quiere imponer la madre no hace más que tirar de la cuerda de la trama, que tiene suficientes giros como para advertir que hubo alguien preocupado por pensar una trama y generar tensiones constantes.