Valentina Llorens dirigió este documental en primera persona que une a cuatro generaciones de mujeres de su familia para repasar la vida política argentina, los años de las dictaduras militares, los desaparecidos dentro de la propia familia y las heridas que en algunos casos van cerrando cuando impactantes novedades se conocen. La duración del rodaje permitió que la directora fuera testigo de hallazgos vinculados con la historia familiar.
Respeto y admiración por la sobriedad y fuerza de estas mujeres, sin duda, en momentos verdaderamente escalofriantes. Pero la voz en off y el relato en primera persona se parecen a muchos otros documentales de este mismo estilo que abundan en el cine argentino. En el contenido la película impacta pero en la forma está lejos de brillar como documental.