El conjuro
La originalidad de este thriller de terror está cómo la narración alterna historias, tiempos y perspectivas.
Muchos dirán que James Wan (Insidious), quien apadrina y produce La casa del demonio, es un oportunista que quiere filmar fantasmas para facturar con ellos y que cada vez que mete mano en alguna película la tiñe de sus vicios. Y de algún modo es cierto, ya que en este filme dirigido por Will Canon están todos los elementos del universo de Wan: los adornos con musiquita terrorífica, muñecas, una casa maldita, espectros demoníacos y, sobre todo, los golpes de efecto. Ya se sabe, para Wan, el terror se basa en el susto, y el susto tiene que ser impuesto a la fuerza mediante apariciones bruscas acompañadas con efectos sonoros sorpresivos.
Sin embargo, La casa del demonio no es otra típica scary movie (película de miedo) sino un thriller que mezcla ingredientes de algunos subgéneros del terror, un combo potente y de buen ritmo que incluye fenómenos paranormales + ritual satánico + casa embrujada + copycat (asesino imitador) + suspenso policíaco.
La película cuenta la historia de cinco jóvenes que van a una casa abandonada donde 25 años antes hubo un terrible asesinato en masa, conocido como los asesinatos de Martha Levingston (propietaria de la casa). Con la intención de hacer un documental, van con todo el equipo de cámaras y micrófonos para filmar a los fantasmas, a quienes van a invocar mediante una sesión de espiritismo. El problema es que alguien quiere repetir los asesinatos de fines de la década de 1980. Sin saberlo, los jóvenes están a punto de vivir una pesadilla.
El detective Mark Lewis, interpretado por el actorazo Frank Grillo, y la psicóloga del departamento Elizabeth Klein (Maria Bello) es la pareja que se encarga de llevar adelante la investigación una vez que se enteran de lo nuevos asesinatos en la casa. Es la psicóloga quien interroga a John Ascot, el principal sospechoso y sobreviviente, y quien cuenta lo que pasó con sus amigos.
El método del relato es el de empezar por el final para después tener que contar cómo y por qué sucedieron los hechos, y quién es el culpable. Pero lo más interesante de la película no es esto sino cómo cuenta la historia desde dos perspectivas distintas y antagónicas: la terrenal, donde transcurre la investigación policial (relato convencional); y la sobrenatural, la de la locura, la que transcurre dentro de la casa (registro documental, con cámara digital casera).
La primera transcurre en el presente, la segunda en el pasado (una semana antes), donde muestra cómo llegaron a la casa y lo que sucedió. Es esta alternancia de historias, tiempos y perspectivas la clave de su originalidad. Y su gran logro reside, sin dudas, en cómo estos dos mundos incompatibles terminan fundiéndose.