Ridley Scott es la personificación del dicho «viejo, pero no obsoleto». A sus 84 años el cineasta conserva todas las cualidades que lo llevaron al podio de los grandes Podría decirse que es de esos, no solo directores cinematográficos, sino artistas a los que la edad no les quito la heterogeneidad a sus proyectos. La película se basa en la trágica historia real de la familia Gucci, foco infeccioso de traiciones, manipulaciones y hasta de asesinatos, todo a fin de controlar el imperio de la moda que fue (y es) la marca.
El reparto está mamadisimo de estrellas. Adam Driver nos prueba sus dotes camaleónicos en el rol de Maurizzio Gucci, un tímido abogado al que la codicia y hambre de ser un noble como su familia lo empieza a contagiar. La conversión del personaje no sería nada de no ser por Patrizia Reggani, interpretada por Lady Gaga. La elección de casting es una de las mejores que se hicieron, la cantautora cumple con todo lo que el personaje necesita para ser lo que es en pantalla, totalmente verosímil y el elemento mejor controlado de la película. Jeremy Irons y Al Pacino hacen de Rodolfo y Aldo Gucci, los patriarcas de la familia. Irons es siempre sinónimo de calidad, se sabe, es ir a lo seguro, pero con Al la cosa se puso inesperada. Tras unos pares de años de fracasos, al actor le costo volver. La maldición se le terminó con su paso victorioso como Jimmy Hoffa en EL IRLANDES de Martin Scorsese, el tipo volvió al ruedo y acá desborda el carisma que lo caracterizó por años. A pesar de la CLARA edad, el tipo se desenvuelve con excelencia haciendo de la parte comercial de la marca, el visionario que complemento la visión de Rodolfo y la llevo a lo largo del olaneta. Para completar tenemos a un locuaz Jared Leto haciendo de Paolo Gucci, la oveja torpe de la familia. Una interpretación que intenta representar el lado bizarro de la marca, funciona y el personaje es copado, pero desentona y distrae un poco con lo que la historia quiere contar. Noto que los directores le dan a Leto una libertad que no se le da a ningún otro actor, una libertad algo injustificada ya que rara vez sus decisiones interpretativas cumplen con lo necesario.
A nivel narrativo la tragedia que cuentan está construida con excelencia. Todo está armado para que el final sea lo que en un principio se nos adelanto, es como Gucci a lo Shakespeare. Lo visual acompaña a la historia muy bien, remarcando la personalidad de cada uno con detalles sutiles muy bien puestos por el señor Scott. Por ejemplo, siempre que alguien llega a la mansión de Rodolfo Gucci (Irons) el plano es el mismo, vemos al personaje ser recibido a traves de un ventanal y de fondo se visualiza el mismo juego de jardín ubicado de la misma forma, simbolizando lo conservador del personaje. Se puede percibir como en un principio intentaron fichar a Scorsese para la película, el ritmo tiene mucho de su cine e intenta recrear el tono del cineasta para contar la historia. La puesta en escena es buena, no MARAVILLOSA, pero buena. Muestra el mundo de la moda de forma realista y, como nos tiene acostumbrados Ridley Scott, la película parece filmada en la época en la que nos situa el tema en cuestión.
House of Gucci es una película funcional y hecha con buena visión. Si bien la historia y la dirección de la trama se torna algo desprolija en ciertos momentos, el resultado final es un cine de calidad que deja de lado agendas políticas y modas actuales para enfocarse en contar una historia con todos los elementos que eran necesarios para retratar el caso.
Calificación 8/10