Ridley Scott dice presente una vez más en las salas de todo el mundo. Resulta que, en el último año, viene trabajando full time y dio luz verde a su serie televisiva futurista sobre androides: «Raised by Wolves» (septiembre, 2020). También, hace apenas un mes, debutó la súper apuesta medieval protagonizada por Matt Damon, Ben Affleck, Adam Driver y Jodie Comer: «The Last Duel». Lamentablemente la recepción del público no fue la esperada y el director salió con la mira apuntada a los millenials como culpables del fracaso. Así es como llegamos a lo que nos reúne hoy en este artículo: «House of Gucci» llega a nuestros cines y promete levantar la baja recaudación de su antecesora, a pesar de las críticas mixtas que tuvo en Norteamérica.
El octogenario cineasta no es para nada un improvisado. Recordemos que en su haber tiene cintas tan emblemáticas como «Alien» (1979), «Blade Runner» (1982), «Thelma & Louis» (1991), «Gladiator» (2000), «Hannibal» (2001), «Black Hawk Down» (2001) y «The Martian» (2015). Sin duda, es dueño de una carrera prolífica que, aunque tenga algunos traspiés, cuenta con aciertos tan rotundos que es inevitable tenerlo en la historia del séptimo arte como uno de los grandes. Sin embargo, a pesar de su buen trabajo, en el último tiempo Scott viene siendo noticia por sus polémicas declaraciones. Por ejemplo, recientemente se sumó a la discusión en torno al cine de superhéroes, optando por situarse al lado de colegas como Martin Scorsese que no están a favor de su poderío cinematográfico. A fin de cuentas, lo importante es que sigue los pasos de Clint Eastwood, el productor incansable, y ya está trabajando en una próxima película sobre Napoleón («Kitbag»), spin offs de «Alien» y «Blade Runner» y hasta proyecta una segunda entrega de «Gladiator» más adelante.
«House of Gucci» relata la historia real de Patrizia Reggiani, interpretada por Lady Gaga, dentro de la familia Gucci. Se trata de una narración clásica de ascenso y descenso de un personaje dentro de un círculo cerrado. Ese sistema fue replicado hasta el hartazgo en cintas masculinas en torno a la mafia o sociedades delictivas. Lo interesante acá es ver cómo funciona con una protagonista femenina. Ya sabemos que Ridley tiene varias cintas encabezadas por mujeres, y todas resultaron icónicas (la teniente Ripley en «Alien», por ejemplo).
En cuanto a su realización, había un punto fundamental: la estética. Inevitablemente, al tratarse de una reconstrucción del clan Gucci, la cinta debía destilar glamour y elegancia. Afortunadamente, el requerimiento está satisfecho. La sofisticación de los vestuarios y la pulcritud de los escenarios le aportan ese detalle de distinción y buen gusto necesario. A pesar de eso, no es algo excéntrico que empalague con una imagen sobre estimulada, se mantiene contenida dentro de una atmósfera verosímil.
Otro factor primordial en materia de estilo radicó en su elenco. Jeremy Irons como Rodolfo Gucci es exquisito y sigue su misma línea Adam Driver, quien interpreta a su hijo Maurizio. En un segundo peldaño encontramos a Al Pacino como el hermano derrochador Aldo Gucci y su hijo Paolo, interpretado por un irreconocible Jared Leto. Los último dos, más encargados del aspecto alegre y terrenal de la cinta. Es bueno destacar que, aunque estemos frente a un drama trágico familiar, el tono general del film es divertido. Tiene muchos gags y un ritmo dinámico que se sustenta de un guion bien diseñado por Roberto Bentivegna y Becky Johnson. Estamos hablando de una película que sobrepasa ampliamente el común de las dos horas y no se siente pesada. Lo intrincado de los sucesos, la popularidad de todo su soundtrack y el buen ritmo te absorben durante toda su duración, especialmente si no se conoce al detalle la historia real.
Dejamos para lo último a la reina indiscutida del largometraje. La enorme Lady Gaga se encuentra en la cresta de la ola, y el cineasta supo dirigirla para que maneje los hilos de la trama con gran solidez. Gaga comenzó su carrera artística en 2005 como cantante, y fue un éxito mundial desde el 2009. El foco siempre estuvo puesto en la escena musical hasta que, en 2018, dio un radical giro al coprotagonizar «A star is born» junto a Bradley Cooper. La película la consolidó como una actriz prometedora. Anteriormente, también había recibido elogios por su trabajo en «American Horror Story: Hotel» (2015). Su Patrizia Reggiani resulta atrevida, astuta, decidida y profundamente ambiciosa. Sin dudas se va a ganar el aprecio del espectador. No por sus actos, sino por su carisma. El único detalle, que seguramente se gane algunos detractores, es su inglés con falso acento italiano que suena un poco extraño en las primeras apariciones en pantalla. Nada descabellado, pero los puristas siempre están a la orden del día cuando se trata de resaltar lo negativo.
«House of Gucci» funciona como un nuevo relato de los conflictos internos, con finales trágicos, dentro de las altas esferas de la sociedad. Sin ser una obra maestra, cumple con su cometido de transportarnos dentro de la ególatra, ambiciosa y elegante familia Gucci. Nos permite disfrutar de una buena ambientación, grandes interpretaciones y un excelente manejo del ritmo.