[REVIEW] La casa junto al mar: Nostalgia artesanal.
Un drama francés que nos permite vacacionar en el humor y los dolores de unos hermanos reunidos en el pueblo pesquero de su niñez.
Acostumbrados a cintas tan hollywoodenses, o a las grandes producciones de tantos puntos del planeta, es usual tener un mismo pensamiento, cada vez que uno se permite el gustito de ver una película de carácter tan poco comercial: es fascinante como hay tantos maestros del cine que concentran toda la calidad de su filmografía en historias tan mínimas y esenciales a la vez. No hablando “simplemente” de directores y guionistas que realmente merecen el hablar de una maestría en la creación de productos cinematográficos, sino de actores que dedican su vida cada pocos meses a proyectos que crean cine con tan poco artificio.
La casa junto al mar es una historia familiar, una esperanzadora tragedia que aprovecha tiempos modernos para transportarnos a una realidad que, aunque desconocida al momento de sentarnos en la butaca, pronto se sentirá tan familiar que llegará incluso a alcanzar su propia nostalgia artesanal.
La emergencia médica de su padre sirve como excusa para reunir a tres hermanos en la villa familiar, ubicada en un pequeñísimo pueblo marítimo cerca de Marsella. Allí primero reinaran las caras largas, sea por tristeza o todavía latentes conflictos personales. Pero resulta inevitable que en un contexto que invita al replanteamiento, surjan eventos y reflexiones que hagan que cada uno de los que vuelven a pisar estas calles, después de tantos años, lo hagan un poco a aquellos tiempos encontrando como seguir definitivamente adelante. Sin dudas ayuda, tanto a ellos como a nosotros, que la película insista en mantener el humor y la positividad dentro de una trama con tanto drama y tristeza.
Ella es ahora una actriz parisina; él ,un pensador con más palabras dichas que palabras escritas y una novia que con suerte llegaría a ser su hija, mientras que sólo uno de los tres termino quedándose en las tierras familiares a cuidar del restorán que supo ser el corazón de un pueblo ya venido a menos. La joven pareja y los pocos vecinos que se mantienen viviendo allí todo el año terminan de completar un elenco excepcional, que aprovecha el no tener un renombre que alcance al público en general para construir actuaciones tan autenticas y realistas como cautivantes.
Habrá revelaciones y giros que darán impulso a la trama, alcanzando un melodrama controlado al punto de ser más que bienvenido. Pero esta es una historia que explota el día a día de estos hermanos, reviviendo sonrisas y llantos del ayer mientras hacen este parate en sus vidas para hacerse más que unas preguntas. Es un film que logra imágenes potentes basadas casi en su totalidad simplemente en un excelente guion y grandes actuaciones. La realización solo esta en servicio de la historia, y a pesar de ello logra tener momentos realmente admirables. Teniendo despliegues de producción que ningún productor estadounidense permitiría jamás por el poco tiempo que termina teniendo en pantalla. Junto a algunos flashbacks particularmente intrigantes que realmente lo hacen a uno plantearse si no existe una maquina del tiempo que estén usando en Francia para realizar cine arte.
La casa junto al mar ya es una opción para unos pocos por el simple hecho de tratarse de un drama familiar francés. Su condición como tal inmediatamente reduce, pero también solidifica una cantidad reducida de público. Tuvo su lugar en la competencia oficial del Festival de Venecia del 2017, y definitivamente merece un lugar en tu consideración la próxima vez que te sientes a ver una película. No importa edad ni lugar en el mundo, después de unos minutos este film vuelve aquel puerto cerca de Marsella que nunca visitaste, en un recuerdo nostálgico lleno de agridulces dolores.