La casa que habla
Siguiendo el estilo de El proyecto Blair Witch, el director Gustavo Hernández apuesta al terror uruguayo con esta película que juega en "tiempo real" con el miedo de la protagonista, encerrada en una casa de campo.
Laura (Florencia Colucci) y su padre Wilson (Gustavo Alonso) llegan al lugar para reacondicionarlo porque su dueño, Néstor (Abel Tripaldi), quiere venderlo. Padre e hija pasarán la noche para comenzar los trabajos al día siguiente. Todo transcurre con normalidad hasta que Laura escucha un sonido que proviene de afuera y se intensifica en el piso superior. Abajo comenzará el auténtico calvario de Laura.
Basada en una historia real ocurrida en un pequeño poblado del Uruguay, La Casa Muda inquieta más que asusta, y el modo de contarla en plano secuencia (o casi, porque la cámara aprovecha la oscuridad para acumular algunos cortes) intensifica la experiencia.
Con elementos perturbadores heredados de Actividad paranormal, Acá vive el horror! y El Grito, el relato acierta en la creación de climas y en la caminata que la protagonista realiza (con farol en mano) por toda la casa. Cada sombra y cada elemento cobra una dimensión inquietante que sugestiona al espectador.
Un detalle: el espectador no deberá abandonar la sala cuando empiecen los créditos porque la acción continúa y da un cierre a la trama, que se mueve entre lo fantasmagórico y la locura.