Video muy independiente La distribuidora VideoFlims estrena únicamente en Club Mon Amour (jueves a las 21:15 Hs) y ArteCinema (viernes a las 20:30 Hs), La Casa por la Ventana (2010) co-producción chileno-argentina protagonizada por Walter Cornás y dirigida por Esteban Rojas y Juan Olivares. Julio Saéz Jr. (Walter Cornás), un prolífero nerd, organiza una fiesta en su casa. Lo que no se imagina es que se llenará de descontrolados poniendo en peligro el orden del lugar. Buscando la forma de ponerlos en vereda, encontrará la manera de relajarse y disfrutar. Esteban Rojas, responsable de los cortos Post: La Aventura Completa (2010) Fomingo (2008) y Strogonoff (2008) y Juan Olivares realizador de Ataque Samurai (2004), son los encargados de llevar cabo esta aventura “hogareña” que apela al humor histriónico, a base de personajes estereotipados y chistes básicos. Es una idea muy breve que se sentiría más cómoda en el formato de un cortometraje. Quizás por eso el film (o mejor, el video) no dure más de 72 minutos. Apenas sobrepasa la duración estándar (68 minutos) para considerarse largometraje. Uno puede estar a favor de este tipo de cine independiente o en contra, es una cuestión de gustos que no debe descalificar de ante mano la calidad del producto audiovisual. Pero sucede que en La Casa por la Ventana hay algunos encuadres y transiciones que dejan mucho que desear, como si se tratase de errores de estudiantes de primer año de una carrera de cine. Aunque, hay que admitir, que el público que gusta de este tipo de films, poco se preocupa por la calidad técnica de los mismos, priorizando una historia lineal, que arranque alguna que otra carcajada y eso es todo. Con tan limitadas expectativas, el planteo parece no desentonar tanto. Después de todo, es una película para ver tomando cerveza con amigos.
Por pedido de su padre, Julio Saez Jr. (Walter Cornás), un refinado muchacho recién recibido de arquitecto, debe encargarse de organizar la fiesta de año para sus amigos universitarios. Lo que estaba planeado como una velada de vino y queso fino y ambiente snob se transforma en una fiesta descontrolada a puro alcohol, piñas y, sobre todo, Rock ‘n’ Roll. Quien no disfrutó ni disfruta de las comedias adolescentes de los ’80 —principalmente las que dirigió el especialista John Hughes—, es como si no hubiera tenido infancia. Por suerte, Esteban Rojas y Juan Olivares sí las disfrutaron, y eso se nota en esta comedia juvenil con algunos elementos delirantes —algunos, ya que el estilo es realista, no grotesco, siempre muy universal—, mucha inteligencia y personajes difíciles de olvidar, cercanos a los del cine de Wes Anderson. Pero haciendo más paralelos con la obra de Hughes, la mayoría de los adultos son mostrados como verdugos o, al menos, como personas conservadoras, que no dejan vivir la vida a sus hijos, generalmente porque no los comprenden. Julio muere por hacer música, pero el mandato familiar le indica que debe tener un estudio importante, conseguir un trabajo respetable y preservar el status quo. Esa noche servirá para decidir si se jugará por su pasión. Para ello, serán cruciales Eugenito (Eugenio Rojas), su desestructurado hermano menor adolescente, y su tío Lorenzo (Miguel Barriga), un músico que no pierde el entusiasmo pese a estar en la mala. Walter Cornás vuelve a demostrar que es el Robert De Niro del under hispanoparlante. Un actor sólido, que puede sostener una película y hasta adoptar acentos. En La casa... interpreta a un chileno, y parece chileno. El público de esta parte del mundo olvidará que nació en España y se crió en Argentina. Su Julio Saez Jr. tiene puntos en común con el Lucas Conserva que encarnó en Filmatrón: personajes que deben luchar para hacer lo que les gusta en un entorno que lo reprime y les indica que es conveniente quedarse callado y seguir a la manada. Siguiendo con el tema actoral, el co-director Esteban Rojas (también uno de los responsables de Post, de Farsa Producciones) interpreta a un extravagante maloso con nariz de payaso (¡¿?!) y su co-guionista Vlado Rosas encarna... a Vlado. La banda de sonido incluye temas de Sexual Democracia, banda de Miguel Barriga en la vida real, y de personalidades como Pablito Ruiz y La Mona Jiménez (Julio usa el tema “Beso a beso” como ringtone de su celular, lo que provoca un efecto desopilantes cuando suena). La casa por la ventana es otra muestra de que no se necesitan de presupuestos millonarios ni de estrellas para hacer una película entretenida, que emane la mejor onda y que al mismo tiempo tenga algo más para decir. Otra muestra de que, contra todos los obstáculos, vale la pena filmar. Mejor dicho, de que vale la pena hacer la tuya.
Existen imposibilidades técnicas, de formato, comerciales, monetarias, de distribución, de exhibición, respectivas al género cinematográfico, no obstante una vez más, los “chicos”, a quienes ya deberíamos dejar de llamar así salvo como una calificación afectuosa que generan luego de ver sus anteriores propuestas y en mi caso particular apenas conocerlos, a partir de aquí los ahora denominados “profesionales” de Videoflims. En esta ocasión el film a destacar es La Casa por la Ventana, una co-producción argentino- chilena de Juan Olivares y Esteban Rojas, éste úlitmo de origen chileno de quien ya podríamos garantizar estar argentinizado, perteneciente al grupo Farsa y a la distribuidora VideoFlims. Julio Saez Jr. interpretado por Walter Cornás (Plaga Zombie, Filmatrón, Kapanga: Todoterreno), otro ícono de Farsa, un actor versátil que ha pasado de componer roles como ridiculizaciones con gran cantidad de gesticulaciones a un tono más austero y calmo como al recientemente recibido arquitecto nerd que se encarga de concebir una fiesta de fin de año para sus amigos, estudiantes, colegas… Su padre es un agiornado, le reclama cambiarse una remera de color rojo para que no lo confundan por las calles con un militante de izquierda, así la trama, sobriamente va hilvanando algo que todos vemos venir, una fiesta para la cual se esmeran de realizar todos los arreglos y preparativos cual si fuese una obra arquitectónica, todo perfecto, todo cordial, pero, aparece en acción el personaje del tío, ex estrella de rock, Lorenzo Sáez, el resultado es eminente, sale todo al revés, surge el descontrol y una de las más gratas sorpresas del film, un final a todo rock’n’roll. El diseño de vestuario del film tanto así como los colores elegidos y ambientación son muy cuidados. En ellos se destaca la importancia de la funcionalidad de los mismos. La Casa…tiene puntos en común con comedias de género ya consideradas clásicas o de culto de la década de los 80’s. Imposible no mencionar a John Hughes y sus films que siempre incluyen una fiesta en su metraje o al actual Wes Anderson. La Casa por la Ventana, fue exhibida comercialmente en escasas salas, cineclubes, Festivales como el BARS, actualmente en Chile y las próximas semanas bajo una retrospectiva en el 25º Festival de Cine de Mar del Plata, los espacios que deberían exhibir éste tipo de cine que no tiene nada que envidiar a propuestas hollywoodenses o de distribución de las mayors actualmente se encuentran colmados de propuestas comerciales a las que la gente asiste principalmente por el bombardeo publicitario, la inclusión de “¿estrellas?” que convocan, quienes finalmente deberían, con políticas claras dejar lugar a la industria nacional, en éste caso particular a proyectos realizados a puro pulmón y profesionalidad, de los que ya muchos acompañana gracias a la movida engendrada por éstos grupos que subsisten por un canal alternativo. La Casa por la Ventana será reestrenada el mes de Diciembre de 2010 en cartelera porteña.
Una fiesta olvidable No hay estereotipo que se salve ni situación de comedia estudiantil norteamericana que no se haya visto, contextualizada en la típica fiesta que puede ser la del baile o la graduación, depende el grupo del que se trata. Fiesta que invita a los excesos del alcohol y a romper reglas, e incluso partes del mobiliario como lugar común de un ritual adolescente de todos los tiempos. Pero la rebeldía a la chilena se circunscribe solamente en desobedecer los mandatos paternos y tocar rock and roll. Aparentemente es así como sucede en esta básica y aburrida comedia La casa por la ventana, coproducción Argentino-Chilena dirigida por Esteban Rojas y Juan Olivares (también actúan, o es una manera de decir) que acumula situaciones supuestamente graciosas del mismo modo en que van apareciendo diversos personajes que llegan a la casa del anfitrión Julio Saéz (Walter Cornás, un argentino que hace de chileno), el estereotipo del introvertido. Recién recibido de arquitecto, los deseos del muchacho son tocar la guitarra como Jimi Hendrix pero debe soportar la presión de un padre chapado a la antigua (Alberto Castillo) que organiza una reunión de fin de año con la intención de que su muchacho se rodee de gente importante. Sin embargo, las necesidades de Julio son otras y aspira a vivir una fiesta menos snob, como las que se pueden ver en American Pay. Desde el primer minuto, el film acusa un amateurismo alarmante que le juega en contra así como la elección del casting, donde no puede dejar de notarse que se trata de un grupo de amigotes que jugaron a hacer una película para divertirse entre ellos, olvidándose que del otro lado hay un espectador.