Valioso documental sobre uno de los casos emblemáticos de la violencia de género en Argentina: Romina Tejerina.
La mañana del 16 de abril de 2003 se presentaba igual que tantas otras en el Hospital de la localidad jujeña de San Pedro, cuando llegaron dos mujeres con una bebé prematura envuelta en una toalla empapada de sangre. Había nacido hacía minutos en el baño de una casa y, desde entonces, la madre estaba ahí, quieta, embalsamada por sus propios demonios.
La madre se llamaba Romina Tejerina y tenía por entonces 18 años. Había concebido a la recién nacida tras una violación poco antes de terminar el colegio secundario y ocultado su embarazo a su familia. Aquel rostro que marcó su vida era el mismo que veía ahora en su hija, a quien asesinó en medio de un ataque psicótico. El caso terminó con ella condenada a 14 años de prisión –salió en libertad en 2012– y su victimario, libre de toda culpa y cargo después de que la Justicia en apenas 22 días de proceso validara la teoría del consentimiento mutuo.
Tiene sentido que una de las presentaciones de La cena blanca de Romina haya sido en la última marcha de #NiUnaMenos. No sólo porque el caso es uno de los emblemas de la lucha por el derecho al aborto y la violencia de género, sino porque lo que allí se cuenta dialoga de forma directa con la coyuntura. En ese sentido, lo que muestra es desolador.
El documental de Francisco Rizzi y Hernán Martín se sirve principalmente de los testimonios de personajes relacionados con la causa y de algunos vecinos y autoridades del pueblo para narrar tanto los pormenores judiciales como la mirada del entorno sobre el caso. Descubren una opinión casi unánime: muy pocos no piensan que “ella se lo buscó”. El veredicto judicial, entonces, no fue más que un reflejo de esa idea colectiva.
La película es previsible en su estructura y dueña de un formato más cercano al del periodismo de investigación televisivo que al del cine. Da la sensación de que Rizzi y Martin viajaron a Jujuy sabiendo con qué iban a encontrarse, pero aciertan dejando que sean los propios entrevistados los encargados de justificar esa mirada. Los máximos hallazgos de este documental son los dichos de aquellos que conforman una sociedad patriarcal donde el machismo es norma y la igualdad de género, apenas una utopía.