DERECHOS VS. CONSERVADURISMO
La sociedad argentina hace años viene reclamando el amparo de un Estado responsable frente a la problemática del aborto. Un aborto legal, gratuito y seguro es la consigna de muchos grupos defensores de los derechos sobre el cuerpo y la voluntad femenina olvidados durante largo tiempo en nuestro país. El caso Romina Tejerina fue un hito que puso en boca de todos este debate (tan actual en nuestro días bajo la consigna de “Ni una menos”), además de poner en primer plano problemáticas puntuales en un pueblo del interior del país: el patriarcado y el machismo dominante junto con un gran número de madre adolescentes (desde los 11 años en adelante). Tales temas de discusión son traídos a la pantalla grande por La cena blanca de Romina, documental realizado por Francisco Rizzi y Hernán Martín.
Bajo la aparente consigna, en un primer momento, de mostrar cómo es la tan esperada “cena blanca” de los chicos y chicas que terminan el secundario en el pueblo de San Pedro (Jujuy), el documental se ramifica, muestra otras situaciones que son habituales en dicho pueblo: la violencia de género, el embarazo adolescente y la descalificación de la palabra de las mujeres y niñas ante tales circunstancias. Mediante el relato de médicos, enfermeras, ex intendentes del pueblo, vecinos y familiares de Romina, se construye un discurso diverso, repleto de las miradas de quienes “lo viven desde adentro” y de quienes “lo viven desde afuera”. Es interesante (y nefasto al mismo tiempo) cómo desde el discurso del ex cabecilla del pueblo, el ex intendente del Frente para la Victoria Juan Carlos Moisés (político acusado de torturas, estafas y malversación de fondos públicos), expone unas ideas sobre las mujeres, la sexualidad y la moral completamente anacrónicas, ya que las mismas presentan una mirada acusatoria, reprobatoria y violenta sobre la mujer en dicho pueblo y que se ve a la perfección en las opiniones sobre el caso de Romina. Si bien se comprobó que Tejerina sufrió abuso sexual (y que intentó abortar en reiteradas oportunidades), además de haberse certificado que sufrió de un ataque psicótico post-parto que la alejó de las condiciones “normales” de acción de cualquier sujeto, Romina fue acusada y sentenciada a 14 años de prisión por homicidio del niño prematuro que nació de su vientre. Tal sentencia fue expeditiva y sin mucho cuestionamiento, apoyada por un pueblo, autoclasificado como bien enuncia un testimonio que recolecta el film, de nacionalista y católico, discurso que también alega “proteger a la institución Iglesia de la violencia de los grupos feministas y socialistas que tienen prácticas destructivas como habituales” pero remata su discurso contradictorio y deslegitimador de su causa con la advertencia de que “si llegan a tocar la Iglesia, los molemos a palos”. Interesante y profunda reflexión nos ofrece este representante de la sociedad jujeña.
El film ofrece una visión clara del caso, ampliando las versiones sobre el mismo, catorce años después y con una sociedad más concientizada e informada sobre asuntos tales como el femicidio, el aborto y la violencia de género. Tales luchas llevadas adelante permiten mirar el caso desde otro lado, según los autores del film, reflexionando no solo sobre el hecho en sí cometido por Tejerina, sino también sobre la violencia y el desamparo de un Estado que permitió que se llegara a tal extrema circunstancia. Como nos recuerdan las mujeres en lucha que dialogan en el film: “Romina no quería tener un hijo producto de una violación, pero el aborto está prohibido y no pudo acceder a uno. Las hijas `de los ricos´ pagan en una clínica, se lo hacen y nadie dice nada. Eso no es ilegal. Pero si lo pedís en un hospital público, sí. Desventaja de la mujer obrera y trabajadora”. Injusticia y desigualdad social en el acceso a la toma de decisiones sobre el propio cuerpo.
La cena blanca de Romina sirve para poner nuevamente en primer plano este caso, pero releído con toda el agua de la lucha corrida y corriendo aún hoy en día. Funciona para reflexionar sobre estos temas tan en boga actualmente y como parte de las luchas por la igualdad de género y de la concientización de una sociedad históricamente patriarcal.