Había una vez un clásico
Si hay algo que no cabe esperar de esta adaptación live-action de Kenneth Branagh es una vuelta de tuerca innovadora o una versión modernizada del clásico animado de 1950.
Hasta ahora, la camada de reversiones de Disney de sus propias películas en clave de acción real, nos habían presentado elementos originales como la aparición de nuevos personajes, en el caso de “Alicia en el País de las Maravillas” (2010) o el cambio de punto de vista, como en “Maléfica” (2014). Pero no es el caso de “Cenicienta“, donde el apego a la historia original es tan grande, que el más mínimo y necesario de los cambios parece gigante.
Esta adaptación es práticamente fiel al clásico de Disney, casi como las adaptaciones previas de Branagh lo son a las obras de Shakespeare. Con un historial de grandes puestas en escena de este tipo de piezas, no es de extrañar la literalidad y gran despliegue visual de la película. La transición de la magia animada al mundo “real” es impecable, las tomas bellísimas, el diseño de vestuario deslumbrante y en general todas las elecciones artísticas incuestionables. Pero peca de ser el punto más furte de esta película, que no se sostendría por sí sola si no fuera una recreación del cuento disneyniano que todos conocemos.
Si bien Cenicienta no se destaca por ser una de las princesas con más personalidad o rica historia de trasfondo, lo que se espera hoy en día de una reinterpretación como ésta es que la narrativa esté un poco más desarrollada, que los diálogos reflejen la madurez de más de seis décadas de progreso con respecto a la original, o que de alguna manera se nos ofrezca algo distinto y mejorado.
La recreación con lujo de detalle una historia que ya conocemos de memoria y vimos tantas veces, es algo que bien cabría esperar de una adaptación teatral, no de una película de un estudio tan experimentado en brindarnos entretenimiento como Disney.
Que “Alicia…” y “Maléfica“, con sus errores y aciertos, hayan demostrado la rentabilidad de llevar títulos conocidos a su versión carne y hueso, no significa que se tenga que hacer necesariamente con todas las películas que fueron clásicos arrolladores de taquilla en formato animado. Sin embargo, esos parecen ser los planes, ya que a futuro se están barajando las remakes de “La Bella y la Bestia” y “Dumbo“.
Será hora de que nos vayamos acostumbrando a que la aparición de princesas osadas e independientes como Elsa, o auténticas e intrépidas como Anna, deberá esperar detrás de una larga fila de clásicos aguardando su turno a una innecesaria segunda oportunidad.