Las imágenes y Cate Blanchett salvan a la nueva “Cenicienta”
Un director que resurge de las cenizas una y otra vez es Keneth Brannagh, que hace un Shakespeare y desaparece para reaparecer con un policial, o con esta impensable versión live action de uno de los dibujos animados más famosos de la historia del cine.
Y este detalle es lo que vuelve curiosa esta superproducción de Disney: la nueva Cenicienta está inspirada muy de cerca en el clásico cartoon de Disney tanto a nivel estético (la paleta de colores es prácticamente la misma), como en el tema central, lo que convierte a esta nueva película en un experimento de cómo transportar ñoñerías del siglo pasado al siglo XXI.
En todo caso, el argumento empieza a toda tragedia con los vaivenes que hacen que la inocente y buena Lily James quede en manos de la maligna y excelente actriz, por supuesto- Cate Blanchett, juntando detalles argumentales del film de Disney de 1960 con la historia original escrita por Perrault hace siglos.
Todo el mundo conoce el relato y, luego de los momentos trágicos, empieza la alegría y el romance, y en este sentido hay una innovación en el hecho de que la heroína conozca a su príncipe (Richard Madden) antes del famoso baile, lo que le da la principal y más interesante vuelta de tuerca argumental a esta nueva versión.
Lamentablemente, al guión le faltan no sólo otras innovaciones sino, además, cierto equilibrio en su adaptación de una historia tan conocida. Lo que no quita que visualmente el film tenga momentos formidables (la fotografía de Haris Zambarloukos es de primer nivel y logra imágenes muy imaginativas) y, por sobre todo, en el excelente elenco, lo que ayuda a recomendar la película es la madrastra mala que compone Cate Blanchett, sin duda el personaje y la actriz que se roban este film.