Sensible mirada al mundo aborigen
Los ritos del pasado, así como los viajes, marcan la senda de una etapa hacia otra viviendo la experiencia de la muerte simbólica y del renacimiento. El director Darío Arcella se detiene en este documental en radiografiar todo ello teniendo como protagonistas a los yshir, pueblo indígena del Chaco paraguayo donde los ritos de iniciación de los niños hacia el mundo adulto se realizan durante tres meses en el monte, alejados de las familias. Así aprenden la cultura y los valores éticos, morales y naturales, y crecen en la vivencia sagrada de la unidad entre el individuo y su grupo. De vuelta a la comunidad ya son hombres, algunos de los cuales deberán emigrar con tristeza hacia las ciudades para poder sobrevivir frente a la pobreza que les brinda su lugar de origen.
Con una cámara que fija su atento ojo en esos hombres y mujeres aferrados a ancestrales tradiciones, el realizador va puntuando esas ceremonias que, al son de típicos instrumentos, transforman a los niños en hombres a pesar de que en los últimos años la presión ejercida por la cultura occidental redujo el espacio vital y las antiguas actividades de ese grupo étnico. La amplitud del frondoso monte es el escenario en el que se desarrollan esas ceremonias que hablan de espíritus lejanos, de bailes incansables y de la necesidad de que las costumbres por las que siempre han luchado no desaparezcan para siempre.
La ceremonia pone al descubierto todo un micromundo en el que los ancianos, como sabios maestros, van inculcando a los jóvenes el valor del pasado que, para ellos, es también presente. Las coloridas vestimentas y el son de la música se entrelazan con la poética que impera en esos seres que deberán dejar su lugar para insertarse en la civilización, aunque siempre desean volver a su lugar de nacimiento.
Bello en su fotografía y en su solidario mensaje, el film transporta a los espectadores hacia un espacio casi perdido en el tiempo, espacio que los yshir desean que nunca desaparezca del todo.