“La chancha” es un caso atípico de thriller al estilo Claude Chabrol filmado en locaciones turísticas cordobesas. Es un excelente drama psicológico, de esos que van enervando tanto a los personajes como al espectador sin necesidad de lugares comunes. La historia empieza muy tranquila, con cierto aire pintoresco, cuando una pareja que vive en Brasil con un chiquito llegan a La Cumbre buscando un hotel donde pasar Semana Santa. Ella y el chico son brasileños, él es cordobés pero hace mucho no vuelve a sus pagos; el viaje es un modo de mejorar la pareja. Encuentran un lindo hotel donde se hospedan, que también tiene una granja con animalitos, como una chancha, aunque no la del titulo. Hay otra chancha que nunca vemos pero que tiene que ver con oscuros episodios del pasado, que empiezan a resurgir cuando los protagonistas se encuentran con una excéntrica pareja madura que se aloja en el mismo hotel.
El director y guionista, Franco Verdoia, sabe cómo entregar en cuentagotas la información de lo que ocurrió entre esos antiguos vecinos de un pueblo cordobés. Y luego cómo amagar con que todo explotará en cualquier momento, para generar suspenso sin develar del todo las cosas. Hacia el final hay una larga secuencia en una aerosilla que no tiene desperdicio, y a pesar de que el desenlace es menos cruel de lo que aconsejaría Chabrol, el resultado es muy recomendable.