Si hay algo que pueda definir de entrada a la filmografía del británico Tom Hooper, no es precisamente su preocupación por conceptos como el de búsqueda y audacia. Sus películas más conocidas, la oscarizada El discurso del rey y el musical Los miserables, se caracterizan por ser productos correctos desde lo formal, pero carentes de vuelo y profundidad.
En La chica danesa, Hopper sacrifica una gran historia en pos de un abordaje preciosista y políticamente correcto. El pintor danés Einar Wegener, interpretado por el ahora nominado al Oscar Eddie Redmayne, fue según apuntan diversos registros médicos, la primera persona de todos los tiempos en someterse a una operación de cambio de sexo. Durante los años '20, adquirió cierta reputación como paisajista y luego colaboró con el despegue de la carrera de su esposa, Gerda Wegener, también dedicada a la pintura.
Tras la tardanza de una de sus modelos, Gerda, encarnada brillantemente en este film por la actriz sueca Alicia Vikander, le pide a Einar que pose con medias y zapatos de mujer. Este contacto primario con texturas femeninas, reanima en el pintor una crisis de identidad sexual que viene sofocando desde su niñez, y da lugar al nacimiento de su verdadera esencia, canalizada en su desdoblamiento como Lili Elbe.
Más allá de las buenas intenciones, el realizador no logra en ningún momento atravesar la pátina del conflicto. Queda siempre orbitando en la superficie, con un tratamiento formalmente correcto pero vacío de intensidad. Vemos en reiteradas oportunidades a Einar acariciando vestidos, ensayando mohines afectados, asumiendo una pose; pero sin llegar a la médula de la contradicción entre su identidad de género y el sexo biológico de su anatomía.
Durante todo el transcurso del film, da la impresión de que Tom Hopper no asume la incomodidad del proceso de disforia de género del protagonista, y por extensión no se atreve a incomodar al espectador. Un puñado de recursos melodramáticos, entre los que se incluyen subrayados orquestales y rostros bañados en lágrimas que brotan cual fuente de los ojos de los personajes, no alcanzan para darle entidad a los padecimientos de sus criaturas. A su vez, el constante regodeo en bellas postales de Copenhague y Parìs, tiende a amortiguar desatinadamente el perfil de un relato cuya matriz es innegablemente desgarradora.
El abordaje del mundo de la ciencia es presentado también de una manera esquemática y simplista, con médicos que son esbozados como entes retrógrados que condenan la perversidad de estos procesos. Más allá de que en aquel tiempo, los doctores tomaban estos casos desde una perspectiva ignorante y a veces despiadada, el director imprime un trazo demasiado grueso sobre algunas escenas que desfilan a modo de trámite.
Finalmente, resulta paradójico que sea la historia de la esposa de Einar la que gana en desarrollo, cuando en realidad todo parece estar focalizado en el conflictivo surgimiento de Lili. Alicia Wikander es por lejos lo más interesante de la película, y es claramente injusto que esté nominada al Oscar en la categoría Actriz de Reparto, cuando su participación tiene claramente el rango de un rol protagónico. Los matices y contrastes transitados por un personaje que oscila entre la perplejidad y el apoyo incondicional a su pareja, se muestran más creíbles y delineados que los del derrotero trans de Einar/Lili.
The Danish Girl / Reino Unido, Estados Unidos, Bélgica, Dinamarca, Alemania/ 2015 / 119 minutos / Apta para mayores de 16 años / Dirección: Tom Hooper / Elenco: Alicia Vikander, Eddie Redmayne, Matthias Schoenaerts, Ben Whishaw, Sebastian Koch, Adrian Schiller, Amber Heard, Emerald Fennell y Henry Pettigrew.