En busca de la identidad
La chica danesa nos muestra la lucha y posterior transformación de un reconocido artista plástico llamado Einar Wegener, en la búsqueda de su verdadera identidad sexual.
Cuando aún en plenas condiciones de masculinidad pintaba sus clásicos paisajes escandinavos, un atisbo de femineidad se abría paso desde sus más intensos deseos de encontrar su identidad y así como creaba en sus lienzos paisajes fríos llenos de emoción, hace de su lucha y de las expresiones de deseo una obra de arte aparte.
En primeras instancias la lucha interna del célebre artista se ve proyectada en un claro brote de fetichismo por las prendas femeninas, sus formas y texturas, para luego dar rienda suelta a una frenética cruzada hormonal que lo terminaría por autodenominar como una mujer encerrada en cuerpo de un hombre. Un prisionero de su propio destino que aguarda para ser forjado tal como sus pinceles desdibujan sus obras.
Es tal vez este factor fetichista el que más incómoda o interfiere en la proclama de Einar, ya que claramente pasa de un pleno deseo sexual naturalmente masculino a un incipiente comportamiento a sabiendas, homosexual.
Considerando que la historia es la adaptación de la novela basada en un hecho real, la posibilidad de que la situación haya sido cierta, existe. Pero de todas maneras no deja de ser una secuencia de sucesos que hace ruido en la historia, tal como es presentada.
Tom Hooper es bien conocido por llevar historias de época a buen puerto, ya habiéndolo demostrado con Los miserables (Les Misérables, 2012) y El discurso del Rey (The King's Speech, 2010), esta última inclusive ganadora del Oscar a mejor película del año, entre otros premios. Este nuevo film no es la excepción, la composición de la su nueva obra es tan delicada y precisa como las anteriores, aunque peca de cierta ligereza en la contextura de su guion y termina no siendo tan provocativa e impactante como, por ejemplo, El discurso del Rey.
Si un factor es decisivo en La chica danesa, es el talentosísimo Eddie Redmayne, y gracias a su magistral interpretación logra estar entre los mejores del año, y por qué no, como el mejor del año nuevamente. Redmayne logra meterse en la piel de una mujer hecha y derecha, sus expresiones denotan un fino trabajo de interpretación al mismo nivel que el realizado en el 2014 con La teoría del todo (The Theory of Everything). Es realmente un deleite ver cada detalle picaramente femenino en su cara y comportamiento corporal, que asombra realmente la composición lograda, y básicamente podemos decir que se lleva la película por delante con su interpretación.
Alicia Vikander (Ex Machina, The Man from U.N.C.L.E.) no se queda para nada atrás con un papel que parece haber sido creado especialmente para ella. Cabe destacar de todas maneras que Vikander es una actriz con muchos vicios de interpretación, recayendo constantemente en interpretaciones malhumoradas y de fuerte carácter, aun cuando no son necesarios. En este caso, aun cayendo nuevamente en los lugares fáciles a los que tan acostumbrada esta, consigue una actuación memorable, digna, al igual que Redmayne de llevarse una estatuilla en la entrega de los premios de la academia (no es mi veredicto final).
La chica danesa se destaca en varios factores, y no muestra puntos débiles notorios. Todo, desde su magnífico arte, pasando por la dirección y sus magníficas actuaciones, son un deleite y está entre los mejores films del año que pasó (recordemos que se estrena atrasada en nuestro país). Sin dudas, es una excelente opción para esta semana.