Chau caperucita!
¿Qué tipo de expectativas podemos tener al ir al cine a ver una película dirigida por Catherine Hardwicke, ya casi una experta en cine adolescente fantástico?
Ahí vamos: sala llena de niños (a pesar de ser una versión subtitulada) con sus respectivos baldes de pochochos y gaseosas, acompañados por sus padres, todos atacando el maíz inflado como si no comieran desde hace días. La mitad de la sala obviamente no supera los 16 años. Comienza la peli con unos paisajes maravillosos, bosques dignos de cualquier caperucita roja europea, a pesar de haber sido rodados en Canadá. Y luego la historia, tan antigua y familiar para todos: una joven y hermosa muchacha tentada por los encantos de un joven apuesto y todos los peligros que él encarna, la presencia de un hombre lobo que acecha el pueblo y la sospecha de que el joven apuesto sea en realidad el lobo a quien temer.
Entramos al cine y ya sabemos qué es lo que vamos a ver, que no nos vamos a asustar (de lo contrario no habría sido protagonizada por la inocente Amanda Seyfried y no hubiera sido publicitada hasta en los juegos más infantiles del facebook) y que la historia podrá tener un final relativamente feliz y esperado. El guión, por supuesto, es bastante monótono y lineal, las actuaciones no son demasiado brillantes y el elenco fue evidentemente elegido para el deleite adolescente femenino que amará sentirse identificado con la protagonista y su amor en pugna entre dos muchachos apuestos: el pobre, a quien ama, y el rico, que es tan lindo y caballero que daría lástima que se quede solo.
Quienes recuerden y hayan amado versiones más crudas y de suspenso de esta fábula saldrán bastante indignados y algo empalagados. Lo que ciertamente queda claro en esta película es la habilidad de su directora para convertir seres temibles y oscuros de la tradición popular europea en versiones deseables y edulcoradas sin siquiera una gota de suspenso, y con unos efectos que ni siquiera se ven demasiado creíbles. Lo peor es que sus hijas saldrán del cine buscando lobos urbanos dispuestos a conquistarlas y que sean tan perfectos como Max Irons o Shiloh Fernandez. ¡Nuestras abuelas y tantos años de esfuerzo, para prevenir a las muchachas, tirados a la basura por una película!
Dejando de lado los chistes, veamos si logramos ser un poquitos generosos con La chica de la capa roja y señalemos algunas buenas cualidades que pueda poseer: buenos paisajes, obviamente un buen trabajo de arte (salvo por los efectos y hombres lobos que se veían un poquito artificiales), un par de caras bonitas y no mucho más. Algo que realmente me indigna es que porque se trate de una película dirigida a un público juvenil, sea tan insulsa y poco innovadora. Parece que Hardwicke se está dedicando a destruir monstruos tradicionales ¿qué sigue ahora? ¿La versión naif de Frankenstein? ¿O un grupo de zombies apuestos intentando conquistar a otra Amanda Seyfried?