¡Ojalá se la hubiera comido el lobo!
Red Riding Hood o La Chica de la Capa Roja es una nueva adaptación de la conocida leyenda de la "Caperucita Roja", una historia que en su versión original era mucho más terrorífica y sangrienta de lo que conocemos hoy en día, que fue mutando con el tiempo hasta convertirse en el cuento que a todos nos enseñaron cuando éramos chicos y que forma parte de los clásicos de la infancia. Dicho esto, como adulto que se crió con estos cuentos, la decepción que me llevé cuando vi esta adaptación en pantalla es difícil de explicar en palabras... Me sentí como un nene al que le acaban de arrebatar de las manos su juguete preferido.
De todas las adaptaciones que podrían haber hecho, se decidieron finalmente por la peor y más cursi de todas, imprimiéndole elementos de la tan criticable "Crepúsculo", como si fuera una joya de la historia del cine y un ejemplo a seguir... La directora Catherine Hardwicke, al igual que otros directores que ya he citado en otras críticas, parece haber entregado su integridad a las órdenes de lo comercial sin escrúpulos, involucionando tanto que ha llegado al punto en que es conocida como la directora de la insoportable historia de vampiros carilindos con problemas de socialización, dejando en el olvido otros trabajos de dirección mucho más respetables como por ejemplo el film "Thirteen" o "Los amos de Dogtown". En fin, en esta ocasión se vuelve a convocar a actores carilindos, faltos de talento, para protagonizar la historia, por ejemplo en el papel principal de Caperucita Roja a la "ascendente" Amanda Seyfried, que la verdad no tengo idea de porque se le tira tantas flores desde la prensa, ya que no he visto casi ningún trabajo respetable de la joven actriz... luego, para completar el triángulo amoroso están un tal Shiloh Fernandez (Peter) y Max Irons (Henry), 2 pibes a los que no los conoce ni la madre. En el sector de las figuras con peso, están el villano eterno Gary Oldman (Padre Solomon) que no hace un papel memorable y forma parte del ya cliché de darle con un caño a la Iglesia, y por otro lado Virginia Madsen (Suzette) como la madre de caperucita que tiene una participación muy acotada.
Para resaltar, la fotografía es buena y el diseño de vestuario, área donde tiene basta experiencia Hardwicke, es impecable, pero con esas dos cosas no se hacen una buena película. Por momentos la banda sonora es interesante, moderna y oscura con la interpretación de la banda Fever Ray. Creo que no hay más nada que rescatar de esta versión tan chata y olvidable, que parece salida de la fantasía más cursi de un adolescente en plena edad del pavo.
Las fantasías personales por más que en nuestras mentes a veces tengan el más perfecto sentido, no siempre son aptas para hacerlas públicas y mucho menos en un film, de hecho la mayoría de las veces nos las guardamos para nosotros mismos, por eso son personales. Una película sólo para los incondicionales de la saga Crepúsculo.