Las remakes estadounidenses le quitan en general la esencia original al film primigenio, pero en el caso de La Chica del Dragón Tatuado, los productores se tomaron el trabajo de respetar el origen y la nacionalidad de la historia original y con ello las locaciones y hasta el nombre de los personajes. Ok, pero sin embargo en esta ocasión hubiera sido más interesante (será que no hay nada que nos venga bien) ver trasladada esa fascinante trama al territorio norteamericano y ver cómo se concatena con los violadores y femicidas existentes allí. Sea como fuere el notable David Fincher logra una gran recreación del film y de la novela, rodeándose de un brillante elenco y apelando a algunas armas expresivas que supo utilizar en Pecados capitales y en Zodíaco, entre otros detalles muy personales que aparecen aquí y allá en el film.
¿Qué le baja la calificación? Que ya estaba –y muy bien- hecha antes, y además, recientemente. Para los que disfrutaron de Los hombres que no amaban a las mujeres de Niels Arden Polev, con un sólido Michael Nyqvit y una Noomi Rapace inigualable, ver esta nueva versión, pese a su calidad, les puede deparar la molesta sensación de ver algo ya visto, y todo thriller pierde su eficacia cuando se sabe todo lo que va a pasar. Más allá que haya que
destacar que Rooney Mara es una formidable réplica de la cyberpunk Lisbeth Salander.
Es más, dan más ganas de revisar la original –hablada en sueco y no con actores que hablan inglés con acento nórdico- que otra cosa.