Viaje a la Suecia profunda
Ante unas nominaciones a los Oscar bastante peculiares, ya es hora de que este blog intente -humildemente- hacer algo de justicia: que David Fincher no esté nominado como mejor director por La chica del dragón tatuado y Alexander Payne sí esté nominado por Los descendientes es una burla tan grande como la que habrán sentido la mayoría de los trabajadores del cine que no consiguieron ninguna nominación y ven que una película menor como Damas en guerra está ternada en varias categorías.
Una vez más, Fincher nos lleva por el camino del suspenso y la intriga, en búsqueda de un asesino o del esclarecimiento de una muerte. Como ya lo había hecho a lo grande en Pecados capitales (una de mis preferidas en el género, con un guión atrapante, un elenco estupendo y un final para el infarto) y en Zodíaco (la famosa historia del asesino serial conocido con ese mismo nombre, protagonizada por Jake Gyllenhall, Robert Downey Jr. y Mark Ruffalo), aquí nos metemos en el mundo de Mikael Blomqvist (Daniel Craig), un periodista que queda en el centro de la escena cuando un empresario le gana un juicio por calumnias e injurias y debe apartarse de la revista en que trabaja por un tiempo. Justo cuando decide alejarse de su empleo, un viejo millonario (Christopher Plummer) lo contrata para que investigue -así como hizo con el empresario que lo acusó- un asesinato cometido en la familia hace unos 50 años. Investigación mediante, se cruzará con Lisbeth, una taciturna y extrema joven que se dedica a asuntos similares.
Cuando Blomkvist aún trabajaba...
El guión, adaptación del best seller La chica del dragón tatuado, del difunto escritor Stieg Larsson, fue escrito por Steven Zaillian quien continúa cosechando elogios luego de una interesantísima carrera que incluye Despertares, La lista de Schindler, Pandillas de Nueva York, Gangester americano, El juego de la fortuna, entre otras. Aquí se nota que el libro original tiene una atractiva historia para contar (lamentablemente no he leído la novela ni he visto el filme sueco como para hacer las comparaciones pertinentes), pero también se nota la mano de un director consagrado, capaz de hacer de cada escena algo bello,llamativo, atractivo y hasta hipnótico (anímense a decir lo contrario de esa apertura monstruosa durante los créditos, con la música de Trent Reznor y Atticus Ross interpretando Inmigrant Song de Led Zeppelin).
La chica en cuestión, una genial Rooney Mara
Merece la pena mencionar al director de fotografía, Jeff Cronenweth, quién ya trabajó con Fincher en varias ocasiones (entre ellas Red social y El club de la pelea). Sin tener una carrera descollante como la de Zaillian, Cronenweth se está haciendo su lugar en el olimpo del séptimo arte, con estas intervenciones junto a Fincher. Es preciso nombrarlo porque mucha de la oscuridad que exuda este filme es su responsabilidad. Pero no sólo eso: parte de la belleza de las imágenes mencionada anteriormente es también mérito de él.
Lisbeth y su tutor, una tortuosa relación
El elenco funciona muy bien: cada uno de los personajes está muy bien logrado por su intérprete. Desde Daniel Craig en el papel protagónico (un rol muy distinto a Bond: este es un “héroe” temeroso y falible), hasta Christopher Pummer como Henrik Vanger, (el viejo que lo contrata) y Yorick Van Wageningen, como el tutor legal de Lisbeth y Stellan Saarsgaard como uno de los misteriosos familiares de Vanger. Pero sin dudas es Rooney Mara (quizás la hayan visto en Red Social, de Fincher, como la novia que abandona a Jerry Zuckerberg y lo impulsa a idear lo que luego será Facebook, aunque seguramente no la reconozcan) en el papel de Lisbeth Salander la que se lleva absolutamente todos los aplausos. Su oscurísima Lisbeth es avasalladora, desgarradora, culposamente cautivante. Un papel totalmente jugado para esta joven actriz que le pone el cuerpo como si fuera fácil.
La chica del dragón tatuado es una experiencia cinematográfica poderosa, una gran historia, realmente atractiva desde el punto de vista visual y con un pulso cinematográfico que sólo decae un poco en el epílogo, demasiado vago como para resolver tamaña película.Otra vez desde el relato de investigadores, otra vez desde el descubrimiento y la intriga, desde el thriller y el suspenso, Fincher sobresale y nos entrega un filme apasionante, de lo mejor de los últimos meses.