La chica del tren es la quinta película del director Tate Taylor. Un thriller atrapante basado en el best seller de Paula Hawkins.
Se centra en la vida de Rachel (Emily Blunt), una mujer separada y desolada, que vive en New York. Todos los días toma el tren para ir a su trabajo, desde allí puede observar por unos instantes las vidas de las personas que viven frente a las vías, uno de ellos, su ex marido con su nueva vida.
Obsesionada con ello, fantasea bajo los efectos del alcohol las situaciones que se dan en esa casa y la de los vecinos. Situaciones confusas y cada vez más graves que el espectador tendrá que develar con el correr del relato. Un buen trabajo de Blunt, con expresiones genuinas y sin sobreactuaciones, que acompañada por movimientos de cámara y detalles sonoros terminan de darle clima a las escenas. Con varios puntos de giro logra sostener la tensión durante las casi dos horas de proyección. Una película que entretiene hecha correctamente.