LA VENTANA INDISCRETA
Corrido el rímel y con bolsas en los ojos, fija una mirada vacía por la ventana. De labios resecos, que piden a gritos por un vaso de agua. Rodeada de gente, a la vez se siente sola. La cara de Rachel Watson (Emily Blunt) es la personificación de la tristeza y el desdén. Dicen que lo que está por venir siempre es mejor que lo que se fue. Lástima, esas no son más que palabras sin sentido para La chica del tren. Una ex esposa borracha, la depresión y la resaca muy lejos están de ser una buena combinación. ¿Podríamos llegar a dudar hasta de nosotros mismos nada más que “por amor”?
Rachel es una mujer devastada y que, por su reciente divorcio, ha caído tristemente en el alcohol. Cada mañana, de camino al trabajo en el tren, pasa por su antigua casa, donde viven su ex esposo (Justin Theroux) y la nueva mujer. Para distraerse, observa a Megan (Haley Bennett) y Scott Hipwell (Luke Evans), una pareja aparentemente perfecta que vive unas casas más abajo. Una mañana es testigo, desde la ventana, de un impactante suceso y se verá envuelta en el misterio que ella misma revelará: la desaparición de Megan Hipwell.
El director Tate Taylor (Historias cruzadas) retrató el calco perfecto de la pena y el desconsuelo que viven en las páginas de la novela de Paula Hawkins. Reproduce maridos violentos que envenenan a toda una sociedad, donde la única salida es el coraje y la voluntad. Rachel Watson es, en ese sentido, de las personas excepcionales que luchan para quebrar con la perturbadora misoginia. Sin embargo, sólo puede divagar en los recuerdos que le quedan hasta dar con la verdad. Tal y como en Sueños, misterios y secretos (2001) o Misteriosa obsesión (2004), es la historia de una mujer presa de sí. Un personaje tan vivo, tan empático, tan real como nunca antes visto.
Culpar a los demás es fácil, es no aceptar la responsabilidad que la vida conlleva, es distraerse de ella. Sin embargo, ¿de qué sirve denunciar? ¿de qué sirve gritar?, si a la ex alcohólica reincidente no la van a escuchar. Cuando viajamos pensamos -demasiado-, imaginamos historias en las que a veces somos héroes, en otras no tanto. Como en La chica del tren, la clave es mantenerse en movimiento. Siempre y cuando cambiemos de ventana, cambiemos de vagón, dejar de ser masoquistas y aprender a cambiar de vista.
LA CHICA DEL TREN
The girl on the train. EE.UU., 2016.
Dirección: Tate Taylor. Guión: Erin Cressida Wilson (Novela: Paula Hawkins). Música: Danny Elfman. Fotografía: Charlotte Bruus Christensen. Intérpretes: Emily Blunt, Rebecca Ferguson, Haley Bennett, Luke Evans, Edgar Ramirez y Justin Theroux. Duración: 112 minutos.