La chica flashback
Tal vez por el consumo excesivo de alcohol, por la profunda depresión en la que se encuentra o por el desprecio de sus seres queridos, es que Rachel (Emily Blunt), el personaje protagónico de La chica del tren (The girl on the train, 2016), funciona como bisagra entre los hechos desencadenados una fría tarde de viernes y sus acontecimientos previos.
Rachel es una mujer que ve como el sueño americano se le escapa de sus manos al ser abandonada por su marido, perder su trabajo y encontrar sólo algo de reparo en las botellas de bebidas blancas que compra e intenta camuflar en una botella de plástico. El realizador Tate Taylor aprovecha la libertad del guión, o mejor dicho, la oportunidad que le dieron para armar y bucear en un personaje, que el best seller de Paula Hawkins imaginó en otro escenario y con otras características.
Sus días pasan abordo de un tren que la lleva y trae de Nueva York, sin otro objetivo que pasar el tiempo durante las tardes. En esas idas y venidas se obsesiona con una pareja, a la que ve con envidia porque representan todo aquello que perdió tras el abandono de su marido. Un día Megan (Haley Bennett), la mujer de la relación desaparece de manera misteriosa. Rachel deberá no solo lidiar con sus propios miedos y expectativas, sino que acosará a Anna (Rebecca Ferguson), actual pareja del hombre.
Tate Taylor toma la arriesgada decisión de jugar con el pasado y, a manera de raccontos, va conformando la estructura del film. Si el libro Hawkins utilizaba la técnica de novela río para ir compenetrándose de a poco con los protagonistas, principalmente las tres mujeres, en el film eso se transforma privilegiando la continuidad cronológica para construir la tensión necesaria hasta revelar, como buen thriller, qué pasó con Megan y qué tuvo que ver Rachel en la desaparición.
El director de Historias cruzadas (The Help, 2009) no logra trasponer correctamente el relato a imágenes, pero gracias a las logradas interpretaciones del trío femenino protagonista, cualquier olvido entre el papel y el fotograma es superado porque el suspenso gana espacio ante la inevitable pérdida de verosímil de la adaptación.
La chica del tren es un film modesto, cuenta con un potente elenco protagónico pero también secundario (atentos a las participaciones de Lisa Kudrow y Allison Janney) inspirado en una historia que funciona mucho mejor en el libro que en la película, aunque igualmente permita un momento de entretenimiento para aquellos que desconocían el best seller y se acerquen “vírgenes” a las salas.