Un confuso y aburrido “thriller”.
No pocas veces, yendo en cualquier transporte público, miramos la vida que pasa por la ventanilla y nos hacemos, aunque sea por un instante, una historia dentro de nuestra cabeza. La Chica del Tren adopta el lado más oscuro de esta cotidiana premisa, aunque en su afán de ser impredecible saca al espectador de su eje, y no de un modo que le traiga un saldo positivo.
Una montaña de piezas que no te da ganas de unir:
Rachel, una mujer que está teniendo problemas para superar su divorcio, viaja todos los días en tren a su trabajo. Cada día el tren pasa por la casa donde ella solía vivir con su marido, pero lo que empieza a llamar su atención es la joven que vive en la casa de al lado, quien parece vivir un romance salido de un cuento de hadas. Durante uno de estos viajes, ve a dicha joven en un hecho perturbador, cuyas ramificaciones tienen más conexión con ella de lo que ella piensa.
El guión de La Chica en el Tren es uno sumamente confuso. Toma tres líneas argumentales (por cada uno de los protagonistas femeninos), y las reparte por todo el metraje como las piezas desordenadas de un rompecabezas. Resulta obvio que lo deseado era que el espectador armara el mismo dentro de su cabeza. El plan habría salido a pedir de boca, sino fuera porque pasado poco tiempo de metraje te deja de importar lo que le pase a los personajes, y por ende no tenés ganas o disposición alguna de terminar el rompecabezas.
La principal diferencia entre la narrativa literaria y la cinematográfica es que la primera te permite meterte en los pensamientos y sentimientos de los personajes, mientras que en la segunda es menester buscar una manera visual de ilustrarlo, siendo esta ultima el desafío más grande a la hora de encarar la adaptación de un medio a otro. Por ende, usar la voz en over, sin considerar en ningún momento otras posibilidades de decir lo mismo de modo visual, es lo que pone en evidencia una clara pereza a la hora de encarar la misma, una falta en la que esta película incurre una y otra vez.
No obstante, debe reconocerse que la película hace un intento de hablar sobre el peso emocional que la maternidad (buscada, frustrada o consumada) puede tener para algunas mujeres y sus relaciones. Por desgracia, el confuso entramado de la historia le impide al tema ser apreciado más allá de su reconocimiento.
En materia actoral, debo decir que el trabajo de Emily Blunt (Al Filo del Mañana) es una lamentable decepción. Un trabajo interpretativo que sucumbe a cada paso del camino a exageraciones que no ayudan en nada a la credibilidad de su personaje. Haley Bennett (Los 7 Magníficos) y Rebecca Ferguson (Misión: Imposible 5) acompañan con oficio pero no mucho más; el guión las encierra constantemente en un estereotipo de “bomba sexy” del que tratan de salir y la historia no las ayuda.
En lo que al apartado técnico refiere no hay mucho que hablar; correcta en cada uno de ellos, sobre todo la fotografía y la dirección de arte. Al montaje no se lo puede atacar gratuitamente ya que no hace más que responder a la ensalada que es el guión.
Conclusión:
La Chica del Tren es una narración confusa con una protagonista poco creíble y cuyo clima de misterio no es más que una pretensión. Un drama flojo que no supo aprovechar el potencial de su premisa o de sus temas.