En manos del uruguayo Fede Álvarez, el director de "No respires", esta nueva entrega de la saga de "Millenium" pierde un poco de psicología y gana en acción. Clarie Foy es la chica del tatuaje del dragón, ocupada de vengarse de hombres violentos contra las mujeres, y en operación de ciberataques imposibles. Justamente uno de estos ciberataques es el centro de la trama de "La chica de la telaraña", dado que un programador le pide ayuda pues ha desarrollado un programa capaz de hackear todas las armas nucleares del planeta y no confía en el uso que le puedan dar.
El argumento parece salido de un film de James Bond, y en efecto este es un poco el estilo -salvando las distancias entre los personajes- que tiene este film con varios hackers sosteniendo una lucha sin tregua contra las fuerzas gubernamentales. En el medio, por supuesto, aparecen detalles perturbadores del pasado de la protagonista, que ahora también tiene una hermana que no comparte sus ideas libertarias. Las imágenes, el montaje y las alucinantes persecuciones en paisajes helados escandinavos son lo mejor de este buen thriller que tal vez no conforme del todo a los fans de los films anteriores, pero que sin duda dejará satisfechos a los de la acción y el suspenso.