¿Reinicio de la saga? que intenta trasladar a Hollywood la idiosincrasia sueca de Stieg Larsson, "La chica en la telaraña", de Fede Álvarez, cumple con los estándares de la alta producción. Allá por 2005, Suecia sumaba a su acervo cultural popular de Bergman, ABBA, Roxette, Ace of Base, y A Teens; un nuevo nombre, Steig Larrson, novelista, que presentaba su novela póstuma "Los hombres que no amaban a las mujeres".
Sí, Larsson había fallecido un año antes, en 2004, pero tenía escrito una trilogía entera que comenzaba a publicarse y le otorgaría fama mundial; a él, y a su dúo de personajes protagónicos, Mikael Blomkvist, y sobre todo, Lisbeth Salander.
Esta fama se multiplicaría en 2009 con el estreno de la adaptación cinematográfica sueca de la primera novela, y sus dos secuelas. Hollywood no fue lento, y para 2011, tenía lista su adaptación, "La chica del dragón tatuado". Uno de los films más impersonales de David Fincher, con Daniel Craig y Rooney Mara como protagonistas. Como suele suceder con los proyectos con muchas expectativas, rara vez, las alcanzan.
Las posibilidades de continuar la historia, rápidamente fueron canceladas; hasta hoy. "La chica en la telaraña" en realidad es un reinicio de la saga, aunque toma elementos del film de Fincher, o toma una historia ya iniciada y nunca contada cinematográficamente, lo mismo da. La cuestión, es que hay cambio de actores, y también en las características de los personajes, muy notorias respecto de las edades.
Fincher dijo que sí, que no, que sí, que no; finalmente llegó el niño mimado de Sony, el uruguayo Fede Álvarez que de los excelentes cortos en su país, salto a romperla en Hollywood con "Evil Dead" y "No Respires", de lo mejor del cine de género (semi) mainstream de los últimos tiempos.
"La chica en la telaraña" representa la primera superproducción de Álvarez con todas las letras. Aunque hay que decirlo, la promoción (y en parte producción) respecto del film de Fincher, es bastante menor.
¿Qué cuenta "La chica en la telaraña"? En principio, toma una historia nueva, que podría ser el del primer libro de la saga "Millenium" que no escribió Larsson, aunque con libertades. También hay cosas de "La chica que soñaba con un cerillo y un bidón de gasolina" (el segundo libro); y mucha “inventiva” de los guionistas. La historia de la saga comenzó con una primera novela, y película, bien metida en el suspenso, y en la resolución de un crimen oscuro, con el dúo como detectives modernos.
Para luego ir volcándose hacia entramados de poder y conspiraciones. Algo de eso hay en "La chica en la telaraña", pero al estilo Hollywood. Hay espionaje cibernético, escena de acción, y un ritmo vibrante que la aleja de la suciedad y negrura de los films y las novelas suecas, pero también de la elegancia gélida de Fincher. Este es un producto 100% de Hollywood.
Al principio veremos como Lisbeth escapa siendo niña de su padre (un predador sexual) y abandonando a su hermana Camilla. En la actualidad, Lisbeth (Clare Foy con un personaje más cercano al de Noomi Rapace que al de Rooney Mara) se dedica a estafar y torturar hombres poderosos y violentos sexualmente, para vaciarles las cuentas y repartirlas entre las víctimas.
Una Robin Hood feminista. Lisbeth es contratada como hacker por un ex empleado de la CIA, Frans Balder (Stephen Merchant) para desintegrar un programa que él mismo creo para obtener los códigos localización nuclear de todo el mundo, ahora en manos de agentes inescrupulosos. Este hecho pone a Salander en medio de un conflicto internacional que involucra a los agentes de la CIA, a una agente rusa que quiere frenarla a ella, a los yanquis, y también a Camilla.
Porque sí, Camilla regresa como la líder de un cuartel criminal conocido Las arañas. Para completar el cuadro, hay un niño superdotado, August, el hijo de Balder, que es el único capaz de desencriptar el código del programa de marras, y al que, obviamente, hay que proteger. ¿Y Blomkvist? Por ahí anda. Lisbeth recurre a él cuando las cosas se le complican; pero olvídense de un rol protagónico.
Sverrir Gudnason interpreta a un Blomkvist más joven, y sí, más intrascendente que el de Daniel Craig. Como si entendiesen que todos quieren a Lisbeth y con eso alcanza. Álvarez hace un trabajo correcto, aunque claramente se nota que estamos frente a una película “de productor”.
Sobresale un alto despliegue tecnológico, y agilidad en las múltiples escenas de acción. Como si por momentos estuviésemos viendo "XxX", en vez de la saga Millennium. Claire Foy cumple frente a un papel importante. Toma elementos propios, y construye una Lisbeth más joven y activa, necesaria para esta propuesta. El resto de los personajes, no cuentan con peso suficiente.
"La chica en la telaraña" es un híbrido entre una historia que parte de una idiosincrasia que le es ajena, pero trata de representar (punto a favor respecto a la de Fincher); y el cine de Hollywood más tradicional y menos personal. Fede Álvarez se ubica ahí, en el limbo, y entre eso, logra un resultado aceptable.