La tecnología como amenaza
El spin off de la saga "Millenium" resulta un film casi innecesario protagonizado por la hacker Lisbeth Salander. El argumento es muy genérico y mantiene una estructura demasiado conocida.
Hollywood recorta cada vez más la cantidad de producciones originales, y los estrenos hoy varían entre adaptaciones, secuelas y remakes. Misma historia con diferentes resultados; la premisa parece ser siempre atenerse a una fórmula, a algo nuevo pero dentro de lo ya conocido. Lo conservador o “tradicional” por sobre lo innovador, está entre las peores consecuencias de este traspaso de cine como hecho artístico al mero entretenimiento -porque no hay nada de malo en que estas prédicas se crucen- pero la transformación de arte en pasatiempo es a todas luces, involución.
Es por ello que resulta tedioso ver un spin off casi innecesario protagonizado por la hacker Lisbeth Salander, a quien conocimos en “La chica del dragón tatuado”. El personaje principal de la saga literaria “Millenium”, clásico del policial europeo, llega en esta nueva adaptación, pero tanto por marketing como por decisión autoral, la idea del filme es basarse en la incidencia de Salander en el filme anterior. Lógicamente, la gran actuación de Rooney Mara (fue nominada a los Oscar por ese papel) es aún recordada, pero nadie pedía a gritos una nueva historia suya. Con todo este trasfondo, el director uruguayo Fede Álvarez, que hace dos años dirigió el genial thriller “No respires”, se puso al frente de “La chica en la telaraña”.
El argumento cae en el pecado de ser más genérico, y por ello mantiene una estructura demasiado conocida. Salander (aquí Claire Fox) se unirá al periodista idealista Mikael Blomkvist (Sverrir Gudnason) para descubrir un software que, de caer en manos equivocadas, puede provocar una catástrofe mundial. De allí habrá persecuciones, misterio y traiciones.
¿Suena familiar? Más allá de los lineamientos bajo los que trabaja Álvarez, cineasta que junto a otros talentos latinos como Del Toro, Iñarritú, Cuarón, y Szifrón, están desarrollando su arte en Hollywood, el director se las arregla para darle ritmo y acción a la trama, y por ello cumple, sin ser excesiva, en su premisa de género, y se las arregla para darle un punto de vista personal dentro de los cánones que le permite la producción. De todas formas, la película se aparta de la oscuridad frívola, que era un valor fundamental de la saga inicial.