Llega a nuestros cines una película romántica que, tras verla, podemos decir que apunta a un público adolescente, y que nos recordó a otros proyectos con el mismo target. Así que, sin más preámbulos, veamos qué tal es La chica salvaje.
En la película seguimos a Kya, una chica que se cría sola en los pantanos de Carolina del Norte luego de que toda su familia abandona el lugar. Con el paso de los años, vemos cómo se va adaptando a la soledad, mientras conoce a un joven local que siempre se interesó por ella. Pero como en toda historia de amor, algo malo tiene que pasar…
Si notaron cierto tono irónico en la última oración, es que fue a propósito. Y esto lo decimos porque estamos ante una película romántica adolescente/joven adulta que sigue la misma estructura de proyectos que ya nos sabemos de memoria. Pero con la diferencia de que ahora todo pasa en un entorno pantanoso (y con un cgi dudoso de fondo).
Pero siendo honestos, la película tiene algunas virtudes. La que más destaca es su protagonista Daisy Edgar-Jones, de quien ya había sido advertido de que era buena actriz, y en este proyecto lo demuestra. La chica logra hacer creíbles todas las emociones que debe mostrar, cómo la tristeza, el amor y desamor, la ira y en especial, la soledad. Porque La chica salvaje habla bastante de eso, y de cómo a veces nos aferramos a personas que a la vista se nota que no son buenas, solo por no quedarnos solos.
Esa última sub trama, y la de un juicio que presenciamos como excusa para que la protagonista cuente su historia, es de lo mejorcito. Una pena que sean eso, secundarias, quedando relegadas por la típica historia de amor empalagosa, donde vemos como una chica que creció en la naturaleza de golpe tiene la dentadura y el pelo mejor que una Miss Universo, y que todos los hombres de su misma edad parecieran sacados de una propaganda de Hugo Boss. Lo que dijimos al inicio, una trama amorosa vista hasta el hartazgo, y que no se esfuerza por ofrecer nada nuevo.
Poco más se puede decir sobre La chica salvaje. Sé que no soy el público objetivo para estos proyectos, pero también siendo imparcial, debo mencionar sus obvios problemas estructurales y los clichés en los que cae. Después, depende de ustedes si le dan una oportunidad o la dejan pasar.