La chica sin nombre es un drama de Bélgica. Un drama social, que nos habla de la violencia machista intrínseca en la sociedad. La película comienza en el consultorio de la doctora Jenny. Un niño sufre convulsiones y su residente se paraliza, lo que hace que reciba unos retos de parte de la doctora. Al final del día, con el consultorio cerrado, vuelve a recibir los retos de Jenny, suena el timbre pero ella le dice que no lo atienda, lo sigue retando, se enoja y se va. A partir de acá la historia se nos bifurca en dos historias. El residente que se va y la doctora que lo busca por todos los medios para que vuelva, historia que para mí está de más y lo único que suma es tiempo en la película y hasta le resta ritmo. La historia principal comienza al otro día, cuando la policía le dice que la chica que le tocó el timbre la noche anterior está muerta. Ahí comienza la cruzada por parte de la doctora, que al parecer es a la única que le interesa (más allá de la culpa) él porque está chica está muerta. La lucha de la doctora por darle identidad a ese cuerpo enterrado sin nombre nos lleva por muchos lugares, y por lugares de violencia que nos parecen normales, entonces la ignoramos. Es una película de lucha social, con un mensaje tan fuerte como necesario, porque no importa lo que era la chica antes de morir o lo que hacía, importa que es un ser humano y se merece todos los derechos de un ser humano. Me pareció una película lenta, pero es una película que vale la pena ver. Pensaba ponerle una nota cinco, pero luego de leer una crítica, me hizo ver algunas cosas que no había tenido en cuenta.
Mi recomendación: Es una película que tanto hombres (sobre todo hombres) y mujeres tienen que ver. No hace falta verla en el cine, bájenla, alquílenla, pero VEANLA.