Una noche, después que termine la guardia de Jenny (Adèle Haenel), alguien toca el timbre del consultorio. Su ayudante pretende abrir, pero ella se lo impide. Explica que ya no están de turno hace una hora y el joven, ante la impotencia que le genera la situación, toma su bicicleta y se va ofendido. Al día siguiente, llegan hasta ella dos detectives pidiéndole las grabaciones de la cámara de seguridad que tiene en la puerta del domicilio. Una mujer fue asesinada a pocos metros de allí y nadie sabe el motivo ni su identidad.